Capítulo 15

Gracias por las firmas, recién terminado os dejo el 15, un poco triste, sale la verdadera historia de Lali, el porqué está ahí!

El otro fue algo raro, lo sé, así que volví a la normalidad! ¿Os gusta por dónde va la historia? 

Espero firmas en el blog y opiniones!Besitoooos

Había pasado más de una semana desde la noche de la playa, Lali ni siquiera había vuelto a ir al colegio, una semana fingiendo estar mala, en la que ni a su familia miró a la cara. Pero el lunes llegó, y era hora de volver a clase, después de haber faltado toda la semana anterior entera.

Las horas de clase fueron largas, muy largas, y tuvo que ignorar demasiados comentarios, cuchicheos, y miradas que se cruzaban y se apartaban.

Al terminar las clases, prefirió irse a la biblioteca antes que entrar al cuarto, ya había tenido que ver bastante durante las clases a las dos personas que menos quería ver, como para ahora encerrarse con Cande, quizás era infantil huir de los problemas, pero era así, y no podía cambiar.

Se pasó todo lo que quedó de tarde allí encerrada, matando las horas haciendo la que leía. Hasta que se dio cuenta de que no estaba sola. Notó como tenía una mirada clavada en ella, y al subir la vista se sobresaltó al encontrarse a Peter apoyado en una de las estanterías. Lali bajó la mirada al libro, como si no lo hubiese visto, y escuchó un bufido salir de la boca de él.

Peter dio unos pasos por la biblioteca, hasta que finalmente cogió un libro.

-¿Puedo? –preguntó señalando la silla de su lado

Lali ni siquiera le miró, simplemente asintió, y observó de reojos como se sentaba.

El silencio volvió a inundarles, mientras ambos se lanzaban miradas furtivas, hasta que los dos coincidieron. Lali agachó la cabeza, pero Peter se quedó mirándola.

-No te vi en toda la semana, ¿estás bien?

-¿Te importa, acaso? –respondió Lali en un tono seco, y malhumorado, al que Peter respondió con un suspiro

-Supongo que no –contestó con indiferencia, encogiendo los hombros

Lali asintió con la cabeza, y todo volvió a quedarse en silencio. Peter se echó hacia atrás en la silla, mirándola

-¿Qué mirás?

-Nada –apretó los labios –Que no entiendo como pude fijarme en una atorranta como vos

Los ojos de Lali se abrieron como platos al escucharle decir aquello. Un nudo se formó en su estómago, al mirarle y ver aquella forma en la que la miraba, con desprecio.

-¿Qué? –preguntó con la voz temblorosa

-Eso, ¿ahora sos sorda?

-Sorda no, idiota es lo que soy –respondió ella levantándose de la silla y cerrando el libro con fuerza

-Si, ¿sabés que sí? Esa se me pasó anotarla en la lista

-Ah, mirá vos, tenés lista y todo

-Pues sí, una larga lista que cada día me recuerda lo tarado que fui al fijarme en vos

-Por suerte ya encontraste a otra ¿no?   

-Si, por suerte sí

-Cande, mirá vos, creí que no te caían bien ‘ellos’ que no soportabas a los chetos

-Si puede soportarte a vos, podré soportar a cualquiera, además, ella tiene algo especial ¿viste? Es una mina en la que se puede confiar

-¿Algo más?

-¿Sabés que sí? Ella me da todo lo que vos no

-Así que es eso

Lali asintió y se dio la vuelta, notando como un par de lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

-Eso –se levantó, y la giró bruscamente, apoyándola contra la mesa, dejándola totalmente sin salida–Igual, tengo una duda, ¿te acostaste ya con él?

-¿Qué? –preguntó con la voz, temblorosa, intentando soltarse las muñecas -Sos idiota, yo sabía, ¿así que todo lo que querías era eso? –Se mordió el labio, asintiendo con la cabeza -¿Eso es lo único que te importa, no?

-Eso, lo que me importa es que me tuve que pasar más de un mes detrás de vos para ¿qué? ¿Para un beso? –alzó la voz, en sus ojos se podía ver la misma ira que aquella noche en la feria

Sus ojos se clavaron en los de él, brillantes y llorosos, sintiendo un cosquilleo en el cuerpo ¿miedo?, que jamás pensé que le haría sentir

-No, me tratés así. Peter yo… -murmuró bajando la vista, con la voz temblorosa, entrecortada

-¿Vos qué, Lali? ¿Cómo te trato? Así debí haberte tratado desde un principio, como la porquería que sos. Porque sos igual a todos –rió con ironía -¿distinta? ¡un carajo distinta! Jugás, manipulás y te aprovechás, y no te importa una mierda como le siente a los demás –siguió alzando la voz, apretando con fuerza sus muñecas -¡Y miráme cuando te hablo! ¡¿Vas a llorar ahora?!

Lali se mantuvo en silencio, llorando como una nena de cinco años, sin ser capaz ni de moverse. Hasta que aquel último grito hizo que se sobresaltase, subiendo la vista hasta él. Con la cara empapada en lágrimas, con los ojos inundados en estas, y en un fuego, no sabía si de ira, de impotencia o de lo que fuera, pero que sacó su rábia más oculta

-¡¿Y qué si voy a llorar?! ¿y qué si me importás? –gritó, sin saber de dónde había sacado tanta voz, en medio de tantas lágrimas -Alo mejor lloro porque no me banco tener que revivir una y otra vez la imagen de tu beso con Candela, , o porque sé que hice las cosas mal, o simplemente porque me duele que me tratés así como un monstruo, ¡¿Está mal que llore, ahora?! ¡¿Me vas a pegar por llorar?! –volvió a gritar, clavando su mirada en la suya, con el corazón acelerado y la respiración entre cortada.

Fueron muchas las cosas las que se le pasaron por la cabeza en aquel momento, pero hubo una que fue más fuerte que todas. Y para cuando quiso darse cuenta, toda esa rabia, esa bronca, y esa ira que Peter tenía acumulada, la estaba desfogando en su boca, en un apasionado beso. Un beso, totalmente distintos a los de la otra noche, un beso que estaba despertando en él sus instintos más salvajes, de pasión y deseo.

Un beso, tan inesperado por ella como ansiado, y fue de forma casi automática que se sumó a él, como si este de un instante al otro hubiese borrado todo lo que pasaba por su mente, despertando en ella aquellos nuevos sentimientos, que a penas los había rozado antes, y que ahora parecían adueñarse de ambos.

Las manos de él soltaron sus muñecas, y se adueñaron de sus espalda, acariciándola de arriba abajo, casi con necesidad de pegarla aun más a él. Mientras que las de ella, subieron de forma institiva por su pecho, terminando por enredarse en su pelo.

Pasó un largo tiempo, en el que tanto el uno como el otro se negó en volver a la realidad, y salir de aquello. Hasta que Lali escuchó algo de jaleo fuera de la sala. Se separó de forma rápida, como con miedo a que alguien pudiese verles, echando un vistazo a todos lados. Pero cuando, después de mirar a un lado y al otro, su mirada se topó con su frente, se encontró con unos ojos clavados en ella, unos ojos encendidos en llamas, que la miraban con deseo.

Ni siquiera pudo moverse, y no solo por el hecho de que aun estuviese cubierta por aquellos enormes brazos, si no porque aquella mirada la tenía paralizada, y a su vez se sentía descolocada, todo lo que había pasado hacía un momento, y había acabado así.

-¿Por qué me besaste? –susurró sobre sus labios, con la respiración bastante entre cortada, y con los ojos aun con lágrimas

-No sé –respondió con rapidez ahí, aun con aquella mirada clavada en los hinchados labios de ella

-No me acosté con él, ni me acosté con nadie, ni estoy con nadie –murmuró tras un nuevo silencio

-¿Qué? –preguntó incrédulo

-Lo que escuchaste, que ni estoy con Nicolás, ni tuve nada con él –

-Pero ¿cómo que no estás con él? –soltó una mano de su espalda, pasándosela por la cara, intentando volver en sí tras el ‘trance’ -¿Y lo de la playa? ¿Lo que dijo? Vos misma lo dijiste, yo estaba ahí, La

-Nico está enamorado de Euge, y me pidió que fingiese ser su novia delante de ella, para darle celos, ni siquiera duró la mentira más de un par de horas –bajó la cabeza notando como las lágrimas volvían a salir por su cara –Por eso insistí tanto en que nos viéramos, quería contarte. Igual, supongo que no hubiese importado –hizo una muequita, dando un par de pasos hacia atrás, en un intento de alejamiento

Peter la paró, agarrándola por la muñeca, y tirando de ella hacia él. ¿Cómo podía ser tan tarado? Si hubiese preguntado se habría ahorrado todo aquello, y ahora lo había jodido todo. Llevó una mano a su cara, secándole las lágrimas que corrían por su mejilla, pero esta apartó la cara. Se llevó las manos a la cara secándosela, y soltándose con brusquedad.

-La, yo… yo no sabía y…

-Ahora ya sabés la verdad, ya sabés lo único que te importaba, ahora andá con tu novia, y que os vaya todo muy bien

Peter abrió la boca para protestar, pero el jaleo que había fuera aumentó. Ambos miraron hacia la puerta para ver a toda esa gente que pasaban con prisa, corriendo ¿qué pasaba?

Lali se acercó a la puerta, y Peter siguió sus pasos, viendo a toda la gente dirigirse a la sala. En un primer momento no le prestó mucha atención, ni mucho menos pensó en ir, hasta que escuchó su nombre.

Lali entró en la sala, con Peter tras de ella, y pudieron observar a Mélodi, sobre la mesa del billar, con un megáfono, y Agustín abajo.

-A bueno! ¡los chismes corren rápido! Hasta la protagonista llegó –comentó la rubia señalando a Lali

Peter arrugó la frente, sin gustarle ni un pelo aquello, conocía bastante bien los numeritos de esta, cuando alguien se le metía entre ceja y ceja, y la verdad era algo que no le importaba, si ridiculizaba a alguna chica con las que había estado o no, nunca había sido su prioridad. Pero aquello era distinto.

-¿Alguien de acá conoce a Lali Espósito? ¿la nuevita? ¿la mosquita muerta? Si chicos, esa mina con cara de nada, que llegó haciéndose la buenita, la nena bien y de vida perfecta. Pero saben algo, nos mintió a todos.

Los ojos de Lali, aun algo brillantes se clavaron en la rubia, y de un momento al otro se le vino en la cabeza, el verdadero motivo por el cual su vieja la había mandado a vivir con su padre. Pero, era imposible que supiesen eso, ¿no?

-Acá, la amiga morocha, haciéndose la buena, la chica perfecta, todo para sacarme a mi novio…darling, te aviso, a vos también te engañó –miró a Peter como si fuese obvio

Peter arrugó la frente mirándola, y bajó la vista a Lali, a su lado, deslizando un brazo por sus hombros, en señal de apoyo.

-Bueno, como les decía, rulan muchas historias sobre por qué vino acá, ¿por qué es una hija ideal que vino a ver su viejo? ¿Por qué un familiar se enfermó? ¿por problemas familiares? –negó con la cabeza –la que tiene un problema es ella, y es que a parte de ser una mentirosa, que nos mintió a todos, ni en su casa la quieren. ¿Quieren escuchar la historia de la verdadera Lali espósito? Escuchen

La sonrisa de Mélodi aumentó al ver como Lali agachaba la cabeza. Si el dolor que sentía antes era grande, no sabía que era ahora peor.

-Lali Espósito, la chica del interior, que vivía con su madre después de que sus padres se separasen, una mina con plata, que siempre vivió entre algodones, caprichosa y consentida. Que siempre tuvo todo lo que quiso, ¿pero que pasó cuando lo que quiso era más de lo que podía soportar? A la nenita caprichosa se le metió por los ojos el nuevo profesor de educación física, con el que tuvo una fogosa historia

Los ojos de Peter se pusieron como platos bajando la vista a Lali

-Pero no es todo chicos, el pibe, si se le podía decir así, no andaba en nada bueno. Y sí, eso pasa con la gente con dinero, no saben en que gastar y gastan en droga; dejó de tener amigos, le robaba a su propia madre. Sí amigos, nuestra querida compañerita estuvo en un centro de desintoxicación. ¿Por qué está ahora acá? –sonrió de lado –por que ni en su casa la quieren

El brazo de Peter cayó de sus hombros, mirándola, intentando asimilar todo aquello. Pero Lali no fue capaz de levantar la cabeza, mucho menos de mirarlo, solo de salir corriendo de allí, chocándose con todos, soportando los comentarios, las burlas, risas e insultos de sus compañeros.