Se había metido en la cama
aquella noche, intentando dormir, sonriendo como una tarada cada vez que volvía
a recordar, una y otra vez lo ocurrido en aquella noche, el vuelto tan raro que
habían dado las cosas, y como de estar apunto de irse, a querer que llegase la
mañana siguiente.
Al fin amaneció, y al
contrario que las mañana anteriores había saludado a la familia con una sonrisa
en la cara, cogiendo algo de comer y saliendo de la casa con prisas. Se
encontró con su acompañante en la fuente tal y como habían acordado. Pasaron la
mañana juntos por ahí, por el parque, el barrio, con bastantes risas y anécdotas
que parecía tener el morocho de cada lugar por el que pasaron. Después de comer
en un restaurante, como no con historia incluida y todo, se montaron en el
coche.
Perfectamente se pudo pasar
la mayor parte del viaje preguntando dónde iban, pero Peter se las ingeniaba
pasar salirle con cualquier otra cosa y esquivar la pregunta.
-No es gran cosa, pero
tampoco tuve tiempo para planear una salida mejor –se disculpó él, una vez
parado el auto, mostrando una pequeña sonrisa
-¿Ya llegamos?
Peter asintió con la cabeza,
viendo como la morocha se bajaba del auto, observando paso por paso que esta
daba, con cierta incertidumbre por saber si le había gustado o no. Finalmente
él también bajó de auto, y comenzó a dar unos pasitos detrás de ella, hasta
ponerse a su lado.
-Como decías que venías del
interior, pensé que te gustaría, se que con el frío no es mucho tiempo de estar
acá, pero bueno es un punto a mi favor, esto allá no lo tenés –se rascó la
cabeza en un acto de nerviosismo, excusando así el lugar, mientras la miraba de
reojos esperando una reacción
-Me encanta –fue lo único que
murmuró antes de mirarle, dejando ver una enorme sonrisa –No sé si fue por
casualidad, o como se te ocurrió traerme acá, pero zafaste, ¡mirá lo que es
esto! –exclamó volviendo entonces la vista a aquel increíble paisaje que tenía
enfrente, a aquel mar sereno azul oscuro en el que se reflejaban los rayos de
un sol bajo que indicaba que el día iba finalizando. Arena blanca en la que
a penas había más que algunos pájaros. Cerró los ojos respirando profundamente,
aquel olor a sal, a aire limpio, y aquel sonido de las olas al romper.
-Me alegro de que te guste
entonces –murmuró en un tono bajo, mirándola desde el lado, sin saber porqué
algo embobado, con una sonrisa que apareció en su boca de forma inconsciente
–Igual, no vinimos hasta acá solo para verla desde acá arriba ¿en? Vamos
–sonrió, y sin darle tiempo a nada la alzó en sus brazos, llevándola hasta la
arena.
Lali sonrió, pasando los
brazos por su cuello, sin rechistar, y esta vez, clavando la mirada en él
mientras la llevaba.
Cuando la bajó en la arena,
ambos se descalzaron y comenzaron a caminar, uno alado de otro, aun envueltos
en aquel silencio que se había formado, mirándose furtivamente el uno al otro,
incluso cruzándose algunas miradas y sonrisas.
-¿Aun seguís con ganas de
irte? –rompió al fin, Peter el silencio, mirándola de reojos. Aunque no obtuvo
respuesta, simplemente un encogimiento de hombros. Suspiró dejando otro
silencio de por medio -¿Puedo preguntarte algo?
-Decime
-¿Por qué estás acá entonces?
Digo si querés volver, si no te gusta esto, ¿qué hacés acá?
-Es algo largo
-Tenemos tiempo
-Y aburrido
-Dudo que haya algo en vos
aburrido
-Bueh, sos insistente ¿eh?
–sonrió mirándole, negando después con la cabeza –Mi mamá me obligó a venir a
vivir con mi viejo y su nueva mujer, y su nueva familia
-¿Y por qué te obligó?
Entonces un silencio volvió a
inundarles, aquello si era algo fuerte, era el mayor de sus secretos, y sabía
que no debería haber empezado con el tema, y ahora tenía que esquivarlo. No
podía contarle algo así, ni siquiera su viejo sabía el porque estaba allá.
-Me obligó porque, hubo un
problema en mi familia, un problema de drogas, mi vieja estaba muy mal y pensó
que lo mejor era enviarme acá –intentó sonar lo más segura posible, lo más
convencida, y lo más sincera, pero no estaba segura de haber hecho su mejor
papel
-Ah –fue lo único que
murmuró, pues aquella respuesta no es que no fuese lo que esperaba, si no
porque no le daba confianza, pero tampoco podía porfiarle, tampoco podía
obligarla a contarle la verdad cuando ni siquiera le conocía -¿Y si pensó que
era lo mejor para vos no pensás que quizás estaba en lo cierto? Y que lo mejor
sea que estés acá un tiempo. Que se yo, las mamás a veces son pesadas, pero hacen
las cosas por los hijos
-Pero, ¿y todo lo que tengo
allá?
-¿Qué tenés allá tan
importante?
-Mis amigos
-Si son de verdad, lo
seguirán siendo cuando vuelvas, siempre puedes llamarlos, y pueden venir acá
-¿Y qué decís de mis planes
de futuro y mi vida de allá?
-¿Un novio? –le respondió con
otra pregunta –Digo, ¿tenés novio allá? ¿o sos chica de touch and go?
-¿De qué? –preguntó con
diversión negando con la cabeza –Si, si tengo, bah, tenía, ya ni se, yo estoy
acá y él está allá haciendo la suya. No peleábamos mucho, hace un tiempo y se
fue con otra mina, pensé que lo arreglaríamos, pero desde acá…
-Flor de tarado si no se toma
el primer avión y viene por vos
-¿Qué vos vendrías? –preguntó
con diversión, parándose y mirándole
-Y… ¿por vos? ¿La loca que se
tira a las fuentes de noche? ¿La que apenas conozco? –miró al cielo haciéndose
el que pensaba, sonriendo después –Obvio
-¿Qué obvio? Si ni me
conocés, ¡mentiroso! –le dio con la mano en el hombro riendo
-¿Qué mentiroso? Obvio que
sí, además si te conozco Lali Espósito –la miró como si fuese obvio -¿qué? ¿vos
no te fugarías conmigo?
-¿Con un desconocido?
-Sos densa con lo de
desconocido, ¿qué más querés para que deje de ser desconocido? Dale, preguntá
-¿Qué pregunte? ¿Qué querés
que te pregunte?
-Y, no sé, sos vos la que me
querés conocer, vos sabrás que querés saber –le guiñó un ojo, sentándose en la
arena –dale, un pin pong de preguntas, una cada, uno y si después de esto
dejamos de ser desconocidos, nos fugamos juntos ¿dale? –mostró su gran sonrisa
compradora, extendiendo desde abajo sus manos para que esta las agarrase
-Sos raro, ¿sabías? –sonrió mordiéndose
el labio, agarrando las manos, y sentándose enfrente suya –Pero empezá vos, así
me das ideas
-¿Color, comida y música
favorita?
-Amarillo, pollo al horno y
pop –contestó con seguridad, asintiendo -¿Y las tuyas?
-Azul, milanesa con papas y
rock. ¿Qué tres cosas odias, y qué tres amás?
-Mmm…odia, que me mientan,
que me ignoren y las arañas. Y que me gusten, el agua –soltó una pequeña risita
–los perros, y mirar las estrellas, ¿y a vos?
-Odio las injusticias, que me
despierten cuando duermo y que me lleven la contraria, y me gustan las noches
en casa viendo la tele, más si hay rugby, dormir hasta tarde y que me hagan
rulitos en el pelo –sonrió con carita de inocente, pareciendo un nene, con
aquella respuesta justamente tan de niño pequeño -¿Sos de relación estable o
todo lo contrario?
-Estable, estable, ¿y vos?
-Y, depende, si estoy con
alguien está buenísimo, te seguro que soy el mejor novio que se puede tener, y
si no, puedo ser el mejor amante –alzó las cejas un par de veces con diversión,
únicamente bromeando –te dejo que probés al que quieras de los dos
-Nah, entonces sos un
mujeriego, seguro sos el típico novio de ‘te amo’ ‘te amo’ y después le tira los
galgos a cualquiera –le interrumpió, rodando los ojos –cambiemos el orden,
ahora pregunto yo, ¿fuiste infiel alguna vez?
-Nunca
-Mentira seguro
-¿Qué mentira? Te juro, ¿vos?
-Nah, nunca, es algo
imperdonable –le señaló con un dedito
-Tomo nota para cuando
estemos junto, nunca te tendré que pedir perdón por eso –alzó las cejas de
nuevo agarrándole el dedito, riendo después -¿Cuál sería tu cita ideal?
-Nah, a esa no te contesto,
mirá si luego la tomás de idea –siguió ella con la bromita, tumbándose y apoyando
la cabeza en su pierna, mirándole desde abajo –Tendrás que pensarlo por ti
mismo, no da que te la haga tan fácil, no soy fácil de conquistar, yo
-Pero voy bien encaminado,
reconocelo –le guiñó un ojo, mostrando de vuelta su sonrisa compradora,
mientras llevaba una mano al pelo de ella
Ni siquiera respondió, se
quedó mirando hacia el cielo cada vez más oscuro, con una sonrisa dibujada en
sus labios.
-Supongo que ya no somos tan
desconocidos ¿no? –volvió él a romper el silencio, mirándola desde ahí
-Y, no sé –encogió los
hombros, llevando la vista a sus ojos – Contame más de vos
-De mi –repitió mirando al
frente –Soy Peter Lanzani, como ya sabés, 19 años, vivo enfrente de la fuente,
dónde te conocí con mi abuela
-¿Y tus papás? –interrumpió
-Mi papá vive en el Norte,
trabajando, mi mamá murió cuando nació mi hermanita, Cecilia, la tenés que
conocer, no sabés lo que es –sonrió de forma inconsciente bajando la mirada a
ella –Está en el mismo colegio al que voy yo, un internado de esos
-¿Y vos estudiás o qué hacés?
-Estoy en el mismo colegio
que Ceci, dejé los estudios hace un par de años para trabajar y ayudar algo a
mi abuela, y ahora volví a entrar este año; estamos los dos becados allá, no
está tan mal, demasiados chetos insoportables, pero por suerte hay muchos
becados también así, aunque cuando puedo intento trabajar en algo, no estamos
muy bien de plata, pero igual, no estamos tan mal –le dedicó una sonrisa, algo
forzada, mientras seguía deslizando los dedos por su pelo -¿Y vos, a qué
instituto vas a ir? ¿o ya acabaste todo?
-¿Tan seguro estás de que me
voy a quedar? –sonrió removiéndose un poco en la arena –Mi viejo me matriculó
en uno, rockland creo que se llamaba
-Nah, ¿me estás jodiendo? Ese
es del que te estoy hablando
-¿Enserio?
-¿Viste? Otro motivo para
quedarte, vamos a estar juntos todos los días
-¿No te rendís nunca, vos?
No le contestó, simplemente
encogió los hombros volviendo a mirar al mar
-¿Y vos? Digo, ¿tenés muchos
amigos acá? ¿Más familia? ¿Novia?
-Amigos miles, no sabés lo
que son la mayoría de chicos acá, alguno medio insoportable, pero ya. Familia,
no, solo estamos Ceci, la abu y yo, y vos cuando quieras pertenecer a ella
–sonrió comprado, mirándola un instante –Y novia, no. ¿Algo más para el examen?
¿o puedo saber ya si aprobé?
-Dejame pensar –sonrió, mordiéndose
el labio, haciéndose la que pensaba –estás en periodo de prueba, ¿te vale?
-Y… -movió la cabeza a un
lado y al otro –hasta que acabe el día iré subiendo nota
-¿Yo estoy aprobada ya?
-Desde el primer momento en
que te vi –bajó de nuevo la mirada, sonriendo tierno –Igual, si me querés
contar tu historia, no me niego ¿eh? –alzó las manitas, antes de volver a
bajarlas, apoyándose en una, y con la otra volviendo a su pelo
-Mariana Espósito, Lali
-La –interrumpió
-¿La? ¿por qué ‘La’? suena a
perro
-¿Qué perro? Es más lindo
-Lali, no La, no me digás La,
no quiero que nadie me diga La
-La, solo yo, y no me
discutás más y seguí
-Bue, 17 años, nací en el
interior como ya sabés, antes de que mis viejos se separaran veníamos a la
playa en vacaciones, ya fuese invierno o verano, les encantaba la playa, a mi
me encantaba, como ya viste –sonrió –de pequeña soñaba con vivir en la playa,
bah y con viajar, tener muchos perros, muchos hijos…soñaba mucho de chica
–soltó una pequeña risita, que se esfumó al toque –pero después, empezaron las
peleas en casa, y un día mi viejo se fue con otra mina, y acá está viviendo con
ella, y con los dos hijos de ella. Igual, los ojos no están tan mal, el mayor,
Benicio, es algo serio, y de mal carácter, pero nos llevamos bien, siempre me
protegió como si fuese la hermana cuando nos veíamos cuando tenía que venir a
visitar a mi viejo en vacaciones. Pero con la pequeña, Sofi, es un año más
chica que yo, la tenés que conocer porque va al mismo instituto.
-Si, se quien es, y el
hermano –Hizo una mueca de desagrado
-¿Por qué ponés esa cara?
-Y, decí que no somos muy
‘amigos’, la hermana y las amigas están loquísimas, y bah, pavadas
-No, ahora contá
-Bueh, con unos amigos
salimos una noche con ellas y las amigas, y nada, no hubo más que un beso con
ella, pero el hermano se puso como loco, tuvimos más de una pelea. Pero
olvidate, seguí contando
-Y, nada, creo que es todo,
crecí con mi vieja, viajamos mucho, iba a un colegio carísimo, hasta que pasó
lo que pasó me enviaron acá y listo. Y no da seguir contando más, lo bueno es
ir descubriéndolo poco a poco –Sonrió incorporándose y levantándose,
extendiendo ahora ella las manos para tirar de él hacia arriba.
Cuando él se levantó,
comenzaron a caminar, aunque eso de caminar poco le duró a la morocha, que nada
más tocar la arena se echó a correr por esta, dirección a la orilla, como una
nena, con un pequeño grito que indicaba la felicidad que sentía en el momento,
una felicidad de libertad.
Cuando llegó a la orilla
gritaba el nombre de él, para que se acercara. Peter mirándola desde lejos,
riendo con diversión y con alegría, se apresuró para llegar dónde estaba ella.
-¿Qué te entró loca? –Hizo un
gestito con la mano riéndose -¿También ahora te querés bañar? ¿Qué rara
obsesión tenés con el agua? –la cargó, en medio de aquella risa negando después
con la cabeza
-¿De qué te reís? ¿No puedo
correr ahora?
-¿Qué tenés diez años?
-¿Y vos qué tenés ochenta?
–se mordió el labio negando –nah, no me digás que sos demasiado mayor para
jugar en la playa, ahora –murmuró palabra lentamente una por una, mientras se
agachaba, introduciendo las manos en la arena
-Y, si, aunque no lo creás
soy un chico muy maduro, yo ¿eh? –Bromeó asintiendo con la cabeza, apretando
los labios intentando aguantar la risa -¿Qué vas a construir un castillo ahora
o…?
Ni siquiera tuvo tiempo a
acabar la frase, para cuando quiso darse cuenta tenía una bola de arena
estampada en la cara. Se sacudió un poco la arena de esta, abriendo con cuidado
los ojos para encontrarse con la imagen de Lali corriendo mientras reía.
-Nah, no sabés lo que acabás
de hacer –le gritó sin poder evitar reír mientras se agachaba, se llenaba las
manos de arena y salía corriendo en su misma dirección.
Corría detrás de ella,
acortando la distancia cada vez más hasta que pudo tirarle la bola, aunque
medio disuelta en el aire. El hecho de estar riéndose tampoco es que ayudase
mucho. Lali intentó agacharse y coger más arena, mientras él hacia lo mismo. Ya
apenas corrían, si no que a poca distancia y a puñados ambos se tiraban arena
uno al otro, entre risas y más risas.
-Ya, ya, pará loca, me rindo
–empezó a gritar él alzando las manos, totalmente lleno de arena, y escupiendo
esta por la boca, mientras aun seguía riendo.
La morocha, aun envuelta en
aquella risa tan contagiosa suya, paró, pero ni siquiera le dio tiempo a decir
nada, cuando Peter se le había tirado encima, literalmente, haciendo que ambos
cayesen a la arena.
-Ahora te vas a enterar
–Advirtió él, encima de ella agarrándole las manos con las suyas, intentando
parar de reírse
-No, no, por favor, más arena
no, me rindo, me rindo –empezó a gritar en un tono bastante dramático,
apretando los ojos por si acaso, y sin dejar de reír
-Ah, ¿no querés más arena? –Preguntó
alzando las cejas con diversión -¿y esto querés? –preguntó mientras empezó un
gran ataque de cosquillas.
Si las risas de antes se
podían escuchar en toda la playa, las de ahora las podría escuchar su padre
desde el departamento. Se movía de un lado al otro, encogiéndose y estirándose,
sin dejar de reírse y sin suplicar que parase, hasta que un buen rato después,
y por agotamiento, paró. Fueron parando con la risa, e intentando recuperar la
respiración, fue entonces cuando Lali abrió los ojos, dándose cuenta de la poca
distancia que había entre los dos. Un enorme silencio se formo de nuevo,
entonces se le vino a la mente de nuevo aquella primer imagen, cuando abrió los
ojos al salir de la fuente, aquella forma en la que la mirada del uno estaba
clavada en la mirada del otro, así como ahora. Aquel extraño cosquilleo que
recorrió su cuerpo la noche anterior parecía volver a ella, y casi podía
escuchar su corazón acelerado.
Como si el tiempo de nuevo se
hubiese congelado, y no existiese más que eso.
Por un momento pareció
incluso como si esa distancia se estuviese acortando cada vez más.
-Quedate –Susurró, haciendo
que su nariz rozase con la suya, entrecerrando los ojos. Su mirada se bajó de
forma inconsciente a su boca, mojándose los labios de forma inconsciente.
Continuará...
Continuará...
Muuuuuy Buenaaaaaaaaaa!! Más tierno Peter (L)
ResponderEliminarEspero pronto otro
Aaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)
ResponderEliminarAaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)
ResponderEliminarAaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)
ResponderEliminarAaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)
ResponderEliminarMuy linda,muy tierna,creo q comienza una linda historia entre ellos!
ResponderEliminarPerseverante Peter,el k la sigue,la consigue.Dudo mucho k Lali diga ahora, k se quiere ir.
ResponderEliminarAhhhhhhhhh me encantoooo @LuciaVega14
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