domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 2





Se había metido en la cama aquella noche, intentando dormir, sonriendo como una tarada cada vez que volvía a recordar, una y otra vez lo ocurrido en aquella noche, el vuelto tan raro que habían dado las cosas, y como de estar apunto de irse, a querer que llegase la mañana siguiente.
Al fin amaneció, y al contrario que las mañana anteriores había saludado a la familia con una sonrisa en la cara, cogiendo algo de comer y saliendo de la casa con prisas. Se encontró con su acompañante en la fuente tal y como habían acordado. Pasaron la mañana juntos por ahí, por el parque, el barrio, con bastantes risas y anécdotas que parecía tener el morocho de cada lugar por el que pasaron. Después de comer en un restaurante, como no con historia incluida y todo, se montaron en el coche.
Perfectamente se pudo pasar la mayor parte del viaje preguntando dónde iban, pero Peter se las ingeniaba pasar salirle con cualquier otra cosa y esquivar la pregunta.
-No es gran cosa, pero tampoco tuve tiempo para planear una salida mejor –se disculpó él, una vez parado el auto, mostrando una pequeña sonrisa
-¿Ya llegamos?
Peter asintió con la cabeza, viendo como la morocha se bajaba del auto, observando paso por paso que esta daba, con cierta incertidumbre por saber si le había gustado o no. Finalmente él también bajó de auto, y comenzó a dar unos pasitos detrás de ella, hasta ponerse a su lado.
-Como decías que venías del interior, pensé que te gustaría, se que con el frío no es mucho tiempo de estar acá, pero bueno es un punto a mi favor, esto allá no lo tenés –se rascó la cabeza en un acto de nerviosismo, excusando así el lugar, mientras la miraba de reojos esperando una reacción
-Me encanta –fue lo único que murmuró antes de mirarle, dejando ver una enorme sonrisa –No sé si fue por casualidad, o como se te ocurrió traerme acá, pero zafaste, ¡mirá lo que es esto! –exclamó volviendo entonces la vista a aquel increíble paisaje que tenía enfrente, a aquel mar sereno azul oscuro en el que se reflejaban los rayos de un sol bajo que indicaba que el día iba finalizando. Arena blanca en la que a penas había más que algunos pájaros. Cerró los ojos respirando profundamente, aquel olor a sal, a aire limpio, y aquel sonido de las olas al romper.
-Me alegro de que te guste entonces –murmuró en un tono bajo, mirándola desde el lado, sin saber porqué algo embobado, con una sonrisa que apareció en su boca de forma inconsciente –Igual, no vinimos hasta acá solo para verla desde acá arriba ¿en? Vamos –sonrió, y sin darle tiempo a nada la alzó en sus brazos, llevándola hasta la arena.
Lali sonrió, pasando los brazos por su cuello, sin rechistar, y esta vez, clavando la mirada en él mientras la llevaba.
Cuando la bajó en la arena, ambos se descalzaron y comenzaron a caminar, uno alado de otro, aun envueltos en aquel silencio que se había formado, mirándose furtivamente el uno al otro, incluso cruzándose algunas miradas y sonrisas.
-¿Aun seguís con ganas de irte? –rompió al fin, Peter el silencio, mirándola de reojos. Aunque no obtuvo respuesta, simplemente un encogimiento de hombros. Suspiró dejando otro silencio de por medio -¿Puedo preguntarte algo?
-Decime
-¿Por qué estás acá entonces? Digo si querés volver, si no te gusta esto, ¿qué hacés acá?
-Es algo largo
-Tenemos tiempo
-Y aburrido
-Dudo que haya algo en vos aburrido
-Bueh, sos insistente ¿eh? –sonrió mirándole, negando después con la cabeza –Mi mamá me obligó a venir a vivir con mi viejo y su nueva mujer, y su nueva familia
-¿Y por qué te obligó?
Entonces un silencio volvió a inundarles, aquello si era algo fuerte, era el mayor de sus secretos, y sabía que no debería haber empezado con el tema, y ahora tenía que esquivarlo. No podía contarle algo así, ni siquiera su viejo sabía el porque estaba allá.
-Me obligó porque, hubo un problema en mi familia, un problema de drogas, mi vieja estaba muy mal y pensó que lo mejor era enviarme acá –intentó sonar lo más segura posible, lo más convencida, y lo más sincera, pero no estaba segura de haber hecho su mejor papel
-Ah –fue lo único que murmuró, pues aquella respuesta no es que no fuese lo que esperaba, si no porque no le daba confianza, pero tampoco podía porfiarle, tampoco podía obligarla a contarle la verdad cuando ni siquiera le conocía -¿Y si pensó que era lo mejor para vos no pensás que quizás estaba en lo cierto? Y que lo mejor sea que estés acá un tiempo. Que se yo, las mamás a veces son pesadas, pero hacen las cosas por los hijos
-Pero, ¿y todo lo que tengo allá?
-¿Qué tenés allá tan importante?
-Mis amigos
-Si son de verdad, lo seguirán siendo cuando vuelvas, siempre puedes llamarlos, y pueden venir acá
-¿Y qué decís de mis planes de futuro y mi vida de allá?
-¿Un novio? –le respondió con otra pregunta –Digo, ¿tenés novio allá? ¿o sos chica de touch and go?
-¿De qué? –preguntó con diversión negando con la cabeza –Si, si tengo, bah, tenía, ya ni se, yo estoy acá y él está allá haciendo la suya. No peleábamos mucho, hace un tiempo y se fue con otra mina, pensé que lo arreglaríamos, pero desde acá…
-Flor de tarado si no se toma el primer avión y viene por vos
-¿Qué vos vendrías? –preguntó con diversión, parándose y mirándole
-Y… ¿por vos? ¿La loca que se tira a las fuentes de noche? ¿La que apenas conozco? –miró al cielo haciéndose el que pensaba, sonriendo después –Obvio
-¿Qué obvio? Si ni me conocés, ¡mentiroso! –le dio con la mano en el hombro riendo
-¿Qué mentiroso? Obvio que sí, además si te conozco Lali Espósito –la miró como si fuese obvio -¿qué? ¿vos no te fugarías conmigo?
-¿Con un desconocido?
-Sos densa con lo de desconocido, ¿qué más querés para que deje de ser desconocido? Dale, preguntá
-¿Qué pregunte? ¿Qué querés que te pregunte?
-Y, no sé, sos vos la que me querés conocer, vos sabrás que querés saber –le guiñó un ojo, sentándose en la arena –dale, un pin pong de preguntas, una cada, uno y si después de esto dejamos de ser desconocidos, nos fugamos juntos ¿dale? –mostró su gran sonrisa compradora, extendiendo desde abajo sus manos para que esta las agarrase
-Sos raro, ¿sabías? –sonrió mordiéndose el labio, agarrando las manos, y sentándose enfrente suya –Pero empezá vos, así me das ideas
-¿Color, comida y música favorita?
-Amarillo, pollo al horno y pop –contestó con seguridad, asintiendo -¿Y las tuyas?
-Azul, milanesa con papas y rock. ¿Qué tres cosas odias, y qué tres amás?
-Mmm…odia, que me mientan, que me ignoren y las arañas. Y que me gusten, el agua –soltó una pequeña risita –los perros, y mirar las estrellas, ¿y a vos?
-Odio las injusticias, que me despierten cuando duermo y que me lleven la contraria, y me gustan las noches en casa viendo la tele, más si hay rugby, dormir hasta tarde y que me hagan rulitos en el pelo –sonrió con carita de inocente, pareciendo un nene, con aquella respuesta justamente tan de niño pequeño -¿Sos de relación estable o todo lo contrario?
-Estable, estable, ¿y vos?
-Y, depende, si estoy con alguien está buenísimo, te seguro que soy el mejor novio que se puede tener, y si no, puedo ser el mejor amante –alzó las cejas un par de veces con diversión, únicamente bromeando –te dejo que probés al que quieras de los dos
-Nah, entonces sos un mujeriego, seguro sos el típico novio de ‘te amo’ ‘te amo’ y después le tira los galgos a cualquiera –le interrumpió, rodando los ojos –cambiemos el orden, ahora pregunto yo, ¿fuiste infiel alguna vez?
-Nunca
-Mentira seguro
-¿Qué mentira? Te juro, ¿vos?
-Nah, nunca, es algo imperdonable –le señaló con un dedito
-Tomo nota para cuando estemos junto, nunca te tendré que pedir perdón por eso –alzó las cejas de nuevo agarrándole el dedito, riendo después -¿Cuál sería tu cita ideal?
-Nah, a esa no te contesto, mirá si luego la tomás de idea –siguió ella con la bromita, tumbándose y apoyando la cabeza en su pierna, mirándole desde abajo –Tendrás que pensarlo por ti mismo, no da que te la haga tan fácil, no soy fácil de conquistar, yo
-Pero voy bien encaminado, reconocelo –le guiñó un ojo, mostrando de vuelta su sonrisa compradora, mientras llevaba una mano al pelo de ella
Ni siquiera respondió, se quedó mirando hacia el cielo cada vez más oscuro, con una sonrisa dibujada en sus labios.
-Supongo que ya no somos tan desconocidos ¿no? –volvió él a romper el silencio, mirándola desde ahí
-Y, no sé –encogió los hombros, llevando la vista a sus ojos – Contame más de vos
-De mi –repitió mirando al frente –Soy Peter Lanzani, como ya sabés, 19 años, vivo enfrente de la fuente, dónde te conocí con mi abuela
-¿Y tus papás? –interrumpió
-Mi papá vive en el Norte, trabajando, mi mamá murió cuando nació mi hermanita, Cecilia, la tenés que conocer, no sabés lo que es –sonrió de forma inconsciente bajando la mirada a ella –Está en el mismo colegio al que voy yo, un internado de esos
-¿Y vos estudiás o qué hacés?
-Estoy en el mismo colegio que Ceci, dejé los estudios hace un par de años para trabajar y ayudar algo a mi abuela, y ahora volví a entrar este año; estamos los dos becados allá, no está tan mal, demasiados chetos insoportables, pero por suerte hay muchos becados también así, aunque cuando puedo intento trabajar en algo, no estamos muy bien de plata, pero igual, no estamos tan mal –le dedicó una sonrisa, algo forzada, mientras seguía deslizando los dedos por su pelo -¿Y vos, a qué instituto vas a ir? ¿o ya acabaste todo?
-¿Tan seguro estás de que me voy a quedar? –sonrió removiéndose un poco en la arena –Mi viejo me matriculó en uno, rockland creo que se llamaba
-Nah, ¿me estás jodiendo? Ese es del que te estoy hablando
-¿Enserio?
-¿Viste? Otro motivo para quedarte, vamos a estar juntos todos los días
-¿No te rendís nunca, vos?
No le contestó, simplemente encogió los hombros volviendo a mirar al mar
-¿Y vos? Digo, ¿tenés muchos amigos acá? ¿Más familia? ¿Novia?
-Amigos miles, no sabés lo que son la mayoría de chicos acá, alguno medio insoportable, pero ya. Familia, no, solo estamos Ceci, la abu y yo, y vos cuando quieras pertenecer a ella –sonrió comprado, mirándola un instante –Y novia, no. ¿Algo más para el examen? ¿o puedo saber ya si aprobé?
-Dejame pensar –sonrió, mordiéndose el labio, haciéndose la que pensaba –estás en periodo de prueba, ¿te vale?
-Y… -movió la cabeza a un lado y al otro –hasta que acabe el día iré subiendo nota
-¿Yo estoy aprobada ya?
-Desde el primer momento en que te vi –bajó de nuevo la mirada, sonriendo tierno –Igual, si me querés contar tu historia, no me niego ¿eh? –alzó las manitas, antes de volver a bajarlas, apoyándose en una, y con la otra volviendo a su pelo
-Mariana Espósito, Lali
-La –interrumpió
-¿La? ¿por qué ‘La’? suena a perro
-¿Qué perro? Es más lindo
-Lali, no La, no me digás La, no quiero que nadie me diga La
-La, solo yo, y no me discutás más y seguí
-Bue, 17 años, nací en el interior como ya sabés, antes de que mis viejos se separaran veníamos a la playa en vacaciones, ya fuese invierno o verano, les encantaba la playa, a mi me encantaba, como ya viste –sonrió –de pequeña soñaba con vivir en la playa, bah y con viajar, tener muchos perros, muchos hijos…soñaba mucho de chica –soltó una pequeña risita, que se esfumó al toque –pero después, empezaron las peleas en casa, y un día mi viejo se fue con otra mina, y acá está viviendo con ella, y con los dos hijos de ella. Igual, los ojos no están tan mal, el mayor, Benicio, es algo serio, y de mal carácter, pero nos llevamos bien, siempre me protegió como si fuese la hermana cuando nos veíamos cuando tenía que venir a visitar a mi viejo en vacaciones. Pero con la pequeña, Sofi, es un año más chica que yo, la tenés que conocer porque va al mismo instituto.
-Si, se quien es, y el hermano –Hizo una mueca de desagrado
-¿Por qué ponés esa cara?
-Y, decí que no somos muy ‘amigos’, la hermana y las amigas están loquísimas, y bah, pavadas
-No, ahora contá
-Bueh, con unos amigos salimos una noche con ellas y las amigas, y nada, no hubo más que un beso con ella, pero el hermano se puso como loco, tuvimos más de una pelea. Pero olvidate, seguí contando
-Y, nada, creo que es todo, crecí con mi vieja, viajamos mucho, iba a un colegio carísimo, hasta que pasó lo que pasó me enviaron acá y listo. Y no da seguir contando más, lo bueno es ir descubriéndolo poco a poco –Sonrió incorporándose y levantándose, extendiendo ahora ella las manos para tirar de él hacia arriba.
Cuando él se levantó, comenzaron a caminar, aunque eso de caminar poco le duró a la morocha, que nada más tocar la arena se echó a correr por esta, dirección a la orilla, como una nena, con un pequeño grito que indicaba la felicidad que sentía en el momento, una felicidad de libertad.
Cuando llegó a la orilla gritaba el nombre de él, para que se acercara. Peter mirándola desde lejos, riendo con diversión y con alegría, se apresuró para llegar dónde estaba ella.
-¿Qué te entró loca? –Hizo un gestito con la mano riéndose -¿También ahora te querés bañar? ¿Qué rara obsesión tenés con el agua? –la cargó, en medio de aquella risa negando después con la cabeza
-¿De qué te reís? ¿No puedo correr ahora?
-¿Qué tenés diez años?
-¿Y vos qué tenés ochenta? –se mordió el labio negando –nah, no me digás que sos demasiado mayor para jugar en la playa, ahora –murmuró palabra lentamente una por una, mientras se agachaba, introduciendo las manos en la arena
-Y, si, aunque no lo creás soy un chico muy maduro, yo ¿eh? –Bromeó asintiendo con la cabeza, apretando los labios intentando aguantar la risa -¿Qué vas a construir un castillo ahora o…?
Ni siquiera tuvo tiempo a acabar la frase, para cuando quiso darse cuenta tenía una bola de arena estampada en la cara. Se sacudió un poco la arena de esta, abriendo con cuidado los ojos para encontrarse con la imagen de Lali corriendo mientras reía.
-Nah, no sabés lo que acabás de hacer –le gritó sin poder evitar reír mientras se agachaba, se llenaba las manos de arena y salía corriendo en su misma dirección.
Corría detrás de ella, acortando la distancia cada vez más hasta que pudo tirarle la bola, aunque medio disuelta en el aire. El hecho de estar riéndose tampoco es que ayudase mucho. Lali intentó agacharse y coger más arena, mientras él hacia lo mismo. Ya apenas corrían, si no que a poca distancia y a puñados ambos se tiraban arena uno al otro, entre risas y más risas.
-Ya, ya, pará loca, me rindo –empezó a gritar él alzando las manos, totalmente lleno de arena, y escupiendo esta por la boca, mientras aun seguía riendo.
La morocha, aun envuelta en aquella risa tan contagiosa suya, paró, pero ni siquiera le dio tiempo a decir nada, cuando Peter se le había tirado encima, literalmente, haciendo que ambos cayesen a la arena.
-Ahora te vas a enterar –Advirtió él, encima de ella agarrándole las manos con las suyas, intentando parar de reírse
-No, no, por favor, más arena no, me rindo, me rindo –empezó a gritar en un tono bastante dramático, apretando los ojos por si acaso, y sin dejar de reír
-Ah, ¿no querés más arena? –Preguntó alzando las cejas con diversión -¿y esto querés? –preguntó mientras empezó un gran ataque de cosquillas.
Si las risas de antes se podían escuchar en toda la playa, las de ahora las podría escuchar su padre desde el departamento. Se movía de un lado al otro, encogiéndose y estirándose, sin dejar de reírse y sin suplicar que parase, hasta que un buen rato después, y por agotamiento, paró. Fueron parando con la risa, e intentando recuperar la respiración, fue entonces cuando Lali abrió los ojos, dándose cuenta de la poca distancia que había entre los dos. Un enorme silencio se formo de nuevo, entonces se le vino a la mente de nuevo aquella primer imagen, cuando abrió los ojos al salir de la fuente, aquella forma en la que la mirada del uno estaba clavada en la mirada del otro, así como ahora. Aquel extraño cosquilleo que recorrió su cuerpo la noche anterior parecía volver a ella, y casi podía escuchar su corazón acelerado.
Como si el tiempo de nuevo se hubiese congelado, y no existiese más que eso.
Por un momento pareció incluso como si esa distancia se estuviese acortando cada vez más.
-Quedate –Susurró, haciendo que su nariz rozase con la suya, entrecerrando los ojos. Su mirada se bajó de forma inconsciente a su boca, mojándose los labios de forma inconsciente. 




Continuará...

8 comentarios:

  1. Muuuuuy Buenaaaaaaaaaa!! Más tierno Peter (L)
    Espero pronto otro

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  2. Aaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)

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  3. Aaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)

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  4. Aaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)

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  5. Aaaa me encanta, no pueden ser mas tiernos estos dos!! Espero ver pronto otro capitulo :)

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  6. Lina (@Lina_AR12)6 de mayo de 2012, 20:06

    Muy linda,muy tierna,creo q comienza una linda historia entre ellos!

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  7. Perseverante Peter,el k la sigue,la consigue.Dudo mucho k Lali diga ahora, k se quiere ir.

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  8. Ahhhhhhhhh me encantoooo @LuciaVega14

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