Pudo ser por muchas cosas, o
quizás simplemente por una, pero fuese por lo que fuese aquella mañana de lunes,
en vez de estar en dirección al aeropuerto, se encontraba desayunando con ansia
junto a su familia, con su mejor humor y con la mayor de las ganas de aparecer
en clase.
-¡Buenos días familia!
Aquella exclamación fue quizás
la que más sorprendió a todos, pero más raro aun fue aquel beso de buenos días
a su padre y su mujer, seguido del achuchón por la espalda que le dio a
Benicio, dejando un sonoro beso en su mejilla, y el revoltijo que le hizo a
sofi en la cabeza de forma cariñosa. Todos la miraron extrañados, aunque más de
una sonrisa asomó en alguna que otra cara
-¿Qué te entró? –preguntó Benicio,
con cierta diversión en un cara, tendiéndole una tostada
-Nada, ¿Acaso no puedo…?
-Se ve que ayer le dieron un
buen revolcón en la playa –Interrumpió Sofi, en un tono bastante impertinente,
que hizo que un silencio inundase la cocina, y que hiciese que la cara de
todos, y en especial la de Lali cambiasen por completo –No me miren así, digo
la verdad, ¿o no estuviste todo el día en la playa?
-¿Y eso a vos qué te importa,
Sofía?
-Me importa, sos mi hermanita
¿no? –Sonrió con ironía, en un tono sarcástico -¿A qué no saben con quien anduvo
revolcándose por la playa? Peter L-a-n-z-a-n-i
-¿Estuviste con ese tipo? –la
interrumpió, Benicio con una cara de poco amigos a Lali
-No, bueno, sí, pero…
-¿Quién es ese Peter Lanzani?
–preguntó su padre de fondo, tampoco en un tono muy amigable
-Un chico que conocí la otra
noche, y…
-Y el que casi le parte la
boca en la playa, si no llego a aparecer yo –concluyó Sofía –Te salió rapidita
la nena
Lali cerró los ojos, recordando
entonces como acabó la noche anterior, el peor final para un maravilloso día. Apretó
los labios, viendo como su padre se iba sin decir nada más, bastante
indiferente con el tema.
-Y una bocona te salió la
otra –le dedicó una sonrisa bastante falsa, levantándose de la mesa
-No quiero verte cerca de ese
tipo, Mariana, no te conviene –volvió a intervenir el morocho de su lado, sin
ni siquiera mirarla, bastante concentrado en el diario
-¿Por qué se tienen que meter
todos en mi vida? Bastante jodieron con que me quedaran, cuando lo consiguen
siguen jodiendo con otra cosa
-No es joder, es cuidarte
-¿Cuidarme de qué? ¿De que
por fin conozca alguien en esta mierda de sitio que consiga hacer que me sienta
agusto, que me haga pasarla bien?
Ni siquiera sabía porque se
había frustrado tanto, porqué había saltado como una leona a la defensa de un
chico que hacía a penas un día que conocía, pero lo había hecho.
-Cuidarte de un delincuente,
un gamberro, de un chico que si puede se va a aprovechar de ti
Cruzó los brazos en silencio,
poniendo morros como si fuese una niña pequeña, negándose a sí misma las
palabras de su hermanastro
-Conozco bien a ese chico,
Lali
-Que bese a tu hermana porque
se pase el día buscándole, y por eso te caiga mal no es excusa para decir que
es un mal tipo
-Que bese a mi hermana, la
busque él, se aproveche de ella, se burle de ella y al mismo tiempo esté
haciendo lo mismo con más minas, si es excusa –al ver que no obtuvo respuesta
por su parte, cerró el diario, y se giró para mirarla –He estudiado en ese
instituto, y desde muy chicos ese pibe estuvo siempre expulsado, es un chico
conflictivo, siempre estuvo metido en lío y peleas, incluso ha tenido problemas
con la policia, si no fuese por que era menor ya estaría en un calabozo. Vos
valés mucho más para andar con un tipo así, porque tarde o temprano te meterá a
vos en algún lío.
-Nadie dijo que me fuese a
casar con él, solo fue amable y simpático conmigo
-Y con la otra y con la otra,
es un mujeriego, ¿o te pensás que sos la única? ¿Qué te vio y se enamoró de vos
al toque? Probablemente te vería, le gustaste y estás en su mira como nueva víctima.
En el momento que consiga lo que quiere, ni se acordará de tu nombre.
Si bien se había levantado
con una enorme sonrisa aquella mañana y unas ganas enormes de ir a clase, ahora
mientras preparaba sus cosas, no podía dejar de pensar en las palabras de
Benicio. Pero, ¿por qué le importaba tanto? ¿qué más le daba como fuese? Era un
chico lindo, atractivo, tenía una sonrisa que paralizaba el mundo, nada más…y
nada menos, no sabía porqué pero era algo que desde el primer momento que lo
vio no pudo sacarse de la cabeza, ¿qué le estaba pasando?
Llegó a aquel colegio, en el
que pasaría la mayor parte de sus días de ahí a que terminase el año. Después
de la aportación económica que su padre había hecho al colegio, le asignaron
una de las mejores habitaciones, con una chica, a la que conoció más tarde,
Candela. Ambas se pasaron hablando toda la mañana, riendo y contando de todo,
le ayudó a decorar su parte de la habitación, y más tarde le presentó al resto
de grupo de chicos. La gran mayoría eran hijos de los personajes más
importantes de la ciudad, todos nenes bien, correctos y educados, que sabían
estar, hablar, y manejar las situaciones. Eran bueno chicos, y no podía negar
que se había divertido algo, pero no podía pasar por alto el que pareciese que hablaba
con unos amigos empresarios de su padre, que con adolescentes.
Le enseñaron todo el colegio,
como estaba dividido, qué zonas había, cuales eran los mejores sitios para cada
cosa. Le hablaron de las clases, los profesores, y lo más importante, el resto
de sus compañeros. Al parecer entre ellos había unas especies de normas, aquel
colegio admitía a muchos becados, y al parecer había dos grupos demasiado
marcados, como si hubiese dos colegios en uno. Según le habían contado la mayoría
de esos chicos becados era como pequeños delincuentes en potencia, estaban allá
únicamente por obligación, ya fuese por la familia, o por institutos sociales,
para nada preocupados por su futuro, al menos no como ese grupo de chicos,
adinerados, que parecían ya pequeños empresarios o políticos en potencia, y sí,
era a lo que aspiraban.
Al fin llegó la hora
esperada, la primera clase a la que asistiría en el día, y aunque su globo se
lo habían pinchado ya hacía un rato, no podía dejar de sentir esa ansia por ver
a ese chico de nuevo. Ya no solo había sido su propia familia la que le habían
advertido sobre él, al parecer ese nuevo grupo del que ya parecía ser parte le
habían dejado muy clarito como eran las cosas. Pero todo aquello, como por arte
de magia se borró de su mente en el momento en que puso el primer pie dentro de
clase. Una sonrisa se dibujó en su boca de forma inconsciente cuando al fijar
la vista en el fondo de la clase, estaba él, tan radiante como el día anterior,
con aquella enorme sonrisa dibujada en su cara. Ni siquiera escuchó los
comentarios despectivos que sus nuevos amigos estaban haciendo, en una especie
de crítica sobre lo infantil que parecían los del fondo. Tampoco se preocupó en
pensar porque salieron esos comentarios.
De un instante al otro se
encontraba recorriendo la clase, de forma impulsiva, con una gran sonrisa en su
cara, dirección al fondo, a dónde se encontraba él. Pero entonces, algo sucedió,
algo que hizo que sus pasos disminuyesen, y su sonrisa se borrase por completo.
Sin saber de dónde salió, unas piernas altas sobre unos enormes tacos, que
terminaban en una mini-faltada y un top, con una larga cabellera rubia, se
interpusieron en su camino, caminando un par de zancadas por delante de ella, acercándose
a él y sentándose sobre sus piernas; se encontraba, ahora partiéndole la boca
de un beso.
Inmóvil, como una idiota
mirando la escena, en medio del pasillo. Con una cara totalmente seria, incluso
pálida, sintiendo un extraño nudo en el pecho, que no sabía bien que
significaba, pero que no le gustaba para nada aquella sensación.
Pero no fue ella la que
reaccionó, la que se fue de allí sin más, aunque quizás eso debería haber
hecho, pero para cuando quiso darse cuenta, él ya la había visto. Apartó a la
rubia con cierto nerviosismo, llevándose una manita a la boca, y carraspeando.
-¡La! Qué sorpresa. Viniste,
no esperaba, verte acá
-Eh, sí, bueno al final decidí
quedarme, y ver que tal –Tardó un poco en reaccionar, y ni siquiera le miró
mientras habló –solo quería avisarte, pero veo que no es un buen momento. Mejor
me voy
Esas últimas palabras con
nerviosismo, incluso con vergüenza, las intentó decir lo más rápido que pudo. Se
dio la vuelta, haciendo amague de irse, deseando en lo más profundo que la
parase, que le explicase, o simplemente que le siguiese hablando. Pero no lo
hizo, y eso fue lo que más le sorprendió, no dijo nada, parecía estar muy
dispuesto a seguir a lo suyo, ¡Ni siquiera le había respondido a lo de
quedarse, con lo que le había insistido! No podía ser más tarada, se quedaba
por un chico que ahora hacía como si no la conociese
-¿De qué conocés a la cheta? –Escuchó
Lali, salir de la boca de la rubia aun desconocida
-¿A quien le decís cheta,
teñida? –se volvió, hablándole a la rubia, en un tono para nada amigable.
De pronto, se vio rodeada por
un grupo de chicos y chicas, con no muy buena pinta, que hacían soniditos con
la boca de barullo, como si estuviese por comenzar una pelea ahí. Los ojos de
Peter se abrieron de forma exagerada, al ver aquella reacción.
-Perdón, ¿me hablás a mi?
¿sabés con quien estás hablando, chetita? –volvió a recalcar la rubia, levantándose
ahora de las piernas del morocho, y acercándose a ella, pasándo dos deditos por
el pelo de Lali
-Nah, no me digás ¿la
princesita del colegio? –la burló, haciéndole incluso una reverencia, echando la cabeza hacia atrás para zafar su
pelo, cruzando después los brazos, escuchando alguna que otra risa
-No, definitivamente, no sabés
dónde se está metiendo la nuevita. Te voy a explicar solo una cosita, para que
te quede bien clarito, si es que esa cabecita de nenita bien puede guardarlo –cambió
la voz como si se tratase de una nena pequeña, dándole con el dedo en la sien,
mientras los ánimos caldeados del ambiente seguían subiendo, entre risas,
abucheos y comentarios que incitaban –Si no querés tener problemas, alejate de
nosotros, andá a tu zona, con los demás chetos, ¿entendiste nenita?
-Entendió –se escuchó una voz
por encima de todo el barullo. Peter se había levantado, y se puso en medio de
ambas –Es nueva, y no sabe como van las cosas, así que déjala en paz, Mel –explicó
volviendo entonces la vista a lali –Andate, La, no es un sitio para vos
Alzó las cejas al escucharle,
no podía creerse aquello, ¿Quién era ese pibe y dónde estaba el de la playa? Al
final iba a resultar que todos los otros tenían razón. Si bien cuando escuchó a
la rubia, no tenía pensado irse y rendirse tan fácilmente, después de oír
aquello no necesitaba más para quedarse allá. Apretó los labios, y asintiendo
con la cabeza se dio la vuelta y volvió a principio del aula, con los que sí
debía estar.
Me encantaaa!! Quiero otro cap!!
ResponderEliminarmásssssssssss lindaa! Me encanta de verdad la nove :) GENIAAA!
ResponderEliminarAi no pobre Lali!! Otro yaaaa los amos!
ResponderEliminarLe va a dar la razón a Benicio,pero a saber k le paso a este con Peter.No la defendio Peter ,tan solo le dijo a Mel ,k era nueva y no sabia las normas,y a Lali k se vaya, k no es sitio para ella.
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