Hay cambios que llevan
tiempo, y hay veces que es tiempo de cambiar. El tiempo pasa, y cuando menos te
lo esperas un día abrís lo ojos y todo cambió, y lo peor es que no has tenido
tiempo de darte cuenta, y para cuando te das cuenta, todo es nuevo, es como un
despertar, ciudad nueva, familia nueva, casa nueva, amigos nuevos…en definitiva
vida nueva. Lo cambios nos asustan, porque implican algo nuevo, pero eso es lo
que implica crecer ¿no? Cambiar. Pero esos cambios que más miedo dan son
aquellos que vienen sin aviso, aquellos que un día abres la puerta y te dicen
acá estoy. Un día tienes tu vida armada, en tu ciudad, tu barrio dónde naciste
dónde te criaste, tu historia; mientras que al otro ya no hay historia, no hay
barrio, no hay amigos, no hay nada. Te despiertas viendo que todo cambió, que
acabás de tomar un vuelo, que te encontrás en una casa nueva, con un tipo que
dice ser tu padre, y una familia que no es la tuya, en un barrio nuevo, y de
pronto con una vida nueva. Y todo por haber sido tu misma la encargada en dejar
que pase el tiempo, y que este se llevase por delante lo que era tu vida.
A penas llevaba unos días
ahí, a penas había tenido tiempo de conocer a la nueva familia de su padre, a
esa bruja que tenía por mujer, a aquel tipo que más podría ser su padre que un
hermano mayor, y a aquella chetita insoportable que decía ser su hermana. Si
bien ahora le tocaba vivir en aquel apartamento de lujo, e ir a aquel
instituto; si su vida tendía que cambiar de forma radical, no estaba dispuesta
a consentirlo.
Una valija con lo esencial,
algo de plata en el bolsillo, y un pasaje de autobús para dentro de una hora.
Aquel no era su lugar, ni lo iba a ser, y cuando todos dormían, de forma
sigilosa, salió de allí. Caminó a oscuras y seguras por aquel barrio, que a
pesar del apartamento lujoso, la zona de atrás no tenía nada de buena fama,
vigilando sus espaldas y sin perder detalle alguno de todo lo que pasaba a su alrededor.
Cruzó la calle y atravesó aquel parquecito que se veía desde la ventana del
cuarto. Era una noche fría, y estaba en silencio, demasiado en silencio, y no
es que tuviese fama por ser muy valiente, sino, más bien, de todo lo contrario.
Miraba a todos lados, con miedo, y bien agarrada a valija, cuando de pronto, el
sonido de un búho, un fenazo de un coche y el gruñir de algún animal hicieron
que de un respingo tras otro, acompañado de un grito, y el suelo mojado de
alrededor de la fuente, hicieran que finalmente, acabase dentro de esta.
Dicen que cuando menos te lo
esperas, cuando crees que nada tiene solución, que tu vida es un naufragio,
algo sucede, algo cambia, y desde ese momento, sabes que las cosas nunca más
volverán a ser como antes. Eso fue lo que describía a la perfección, la
tormenta de emociones que le pasaron por el cuerpo, cuando a penas chapurrear
dentro de esa fuente, sin saber como algo la impulsó hacia fuera, y fue en el
momento de abrir los ojos, y ver aquello ojos clavados en los suyos, cuando
supo que las cosas nunca más volverían a ser como antes.
Segundos, incluso minutos de
silencio, dos miradas clavadas la una en la otra, dos manos entrelazadas, una
sonrisa en la boca de uno que no tardó mucho en reflejarse en la boca de la
morocha que tenía enfrente. Un extraño cosquilleo en el estómago, y esa rara
sensación de vértigo, esa sensación de estar como en casa.
-¿y vos? ¿Quién sos?
–Preguntó el morocho de pelo corto, algo despeinado, de ojos claros, y de
sonrisa que podía hacerte sentir como si el resto del mundo no existiera.
-La…Lali –Murmuró tras un carraspeo,
y tras haber tardado un tiempo en reaccionar, la morocha, aun desde el interior
de aquella fuente, toda empapada y sin ninguna intención, al parecer, de soltar
la mano de aquel nuevo desconocido.
-¿Y hacés esto por costumbre?
Digo, venir de noche en pleno invierno a bañarte en la fuente –Bromeó entonces
él, rompiendo el nuevo silencio que se había formado, dejando aparecer una
sonrisa algo más divertida
-Y, si, obvio , con este
calor –ironizó arrugando la nariz, en un tono divertido, soltando finalmente
una pequeña risa, que al terminar volvió a su gran sonrisa de antes -¿y vos
sos?
-Y… yo soy un chico, morocho,
ojos verdes, bah o marrones, depende de cómo tengan el día, hijo de… -empezó a
cargarla, hasta que al ver la cara de ella no pudo evitar para riendo un poco
–nah, chiste –alzó la manita libre, dejando ver su mejor cara de inocente –Soy
Peter –concluyó mostrando de nuevo su sonrisa de costado, tirando de la manita
de ella hacia él, para ayudarla a salir de la fuente.
-Y mi salvador de esta noche,
te faltó ¿no? –añadió alzando las cejas, como si fuese obvio aquel detalle en
aquella especie de biografía.
-Y si, ese vendría a ser un
punto bastante importante, desde hoy cambié tu vida ¿sabías?
-¿A sí? Mirá vos –se mordió
el labio negando con la cabeza con cierta diversión, bajando entonces la mirada
hacia su mano, aun sujeta a la suya -¿me la devolvés?
-Es por precaución, para
evitar que volvás a querer tirarte al agua ¿viste? –encogió los hombros,
sonriendo de vuelta con inocencia, antes de soltarle la mano, para después
sacarse su chaqueta y pasárselo a ella por encima –Una medalla me vas a tener
que dar por eso, ¡sábelo! –le apuntó con un dedito, dándole después con este en
la nariz.
-Mirá vos, precaución
–repitió asintiendo con la cabeza, sin rechistar ni un poquito con lo que hacía
-¿Y vos tenés por costumbre ir rescatando chicas o…?
-Y…por suerte o por
desgracia, sos la primera afortunada, igual espero no tener que repetirlo ¿eh?
Sonrió asintiendo con la
cabeza, dejando un nuevo silencio, un silencio que en cualquier otra situación
podría ser muy incomodo, pero que sin embargo, esta vez no, era algo raro, pues
no era algo común en ella, pero para cosas comunes ¿qué había de normal en
aquella noche?
-Me parece, que se te mojó
esto –rompió entonces él el silencio, sacando un papelito del agua - ¿A las 4
de la mañana te ibas a de viaje? –preguntó extrañado, entregándole el billete
-Me iba, pero al parecer, con
esto ya no voy a llegar muy lejos –añadió arrugando la frente al mirarlo
-Parece que el destino no
quiere que te vayas, mirá si no dónde acabaste –alzó los hombros mirándola como
si fuese más que obvio –además, no da que te vayas, recien me conocés
-¿Y qué tiene que te conozca
a vos para que no me vaya? –preguntó con diversión, haciendo un típico gesto
con la mano mordiendose el labio
-Eh, que yo tengo mucho para
conocer ¿eh? –alzó las manos, soltando una pequeña risa después –No, ahora
enserio, ¿por qué te ibas? ¿y sola? ¿y a esta hora? ¿sabés lo peligro que es?
-A bueno! ¿sos mi viejo ahora
o como?
-No, pero ya que te salvé,
ahora sos mi responsabilidad. Mirá si no para que te voy a salvar, si después
andas haciendo cualquiera
-¡Sos un caso! –fue lo único
que se atrevió a decir, a la vez que comenzaba a reirse -¿así que ahora me vas
a vigilar?
-Vigilar, medio exagerado
suena ¿no? –arrugó la frente, con tan solo imaginarse la idea, negando al toque
con la cabeza -¿Por qué te querías ir?
-Porque este no es mi sitio
-¿Y cual es tu sitio? ¿un
autobús gigante lleno de quien sabe qué? ¿o la fuente?
-Que se yo, mi casa, bah, mi
anterior casa, supongo, pero este no, eso lo tengo en claro
-¿Por qué no? ¿qué te pasó
acá para querer irte así?
-Nada, solo que…-encogió los
hombros, mirando a otro lado, tomando aire. Ni siquiera sabía porque le contaba
aquello, probablemente ni le importaría, probablemente ni se volverían a ver
–Yo tengo mi vida en otro lado, venir acá solo ha sido un error, bah, una
obligación. Allá todo estaba bien, mientras que estar acá no tiene nada bueno
-¿Cómo no? ¿y la fuente?
–bromeó sonriendo de ladito para quitarle peso al asunto –mirá yo no sé no
porqué te hicieron venir acá, ni qué fue lo que pasó, tampoco pretendo que me
contés nada cuando aun ni me conocés, pero dale una oportunidad, no es tan malo
esto, ya verás.
-¿Ya veré? ¿vos me vas a
convencer a quedarme? –bromeó en un tono de burla, sacándole la lengua después
-Yo te voy a mostrar. Dame,
un día, sí solo uno, si con todo el día de mañana no estás convencida, yo mismo
te acompañaré a la estación
-¡Dale! dejate de joder
-No estoy jodiendo, dale,
dame solo una oportunidad, y te aseguro, que ni te acordarás de dónde venías
antes.
Dudó bastante sobre aquella
propuesta, era una locura, una auténtica locura. Pasar un día entero con un
auténtico desconocido, un desconocido capaz de hacer que lo más insignificante
fuese lo más divertido del mundo, que con a penas unas palabras todo parecía
claro, tranquilo y seguro. Un desconocido que con una simple sonrisa podía
hacerla sentir como en casa. Esa sensación que hacía tanto que no sentía, que
fue la que le hizo aceptar aquella propuesta, la que le hizo que el resto de la
noche que pasó con él no volviese a pensar en nada más, y la culpable de hacer
que pasase toda la noche ansiosa por que llegase la mañana siguiente, la mañana
del domingo, la mañana que sin ella saberlo, podría cambiarle su vida.
Naaaah está buenísimaaa!! OTRO YA!
ResponderEliminar¡Me encanto! Felicidades espero con ansia el siguiente!
ResponderEliminarme encanto, GENIA!! ♥
ResponderEliminarMe encanto el capitulo!! Espero k subas proto el siguiente!! :)
ResponderEliminarmuy buenaaaaaa! Sube másss
ResponderEliminar¡Buenísimo el primer capi! Me mató lo de " ojos verdes, bah o marrones, depende de cómo tengan el día" jajjajajaa. Son tan ideales ♥ , voy a por el cap 2
ResponderEliminarDame solo una oportunidad,sin conocerla k confianzudo es ya.
ResponderEliminarNah, ¡hoy estoy colgada por una buena razón! ♥ Peeero... ¡nunca me dijiste al final que lo habías subido! ¬¬' Igual, ya sigo yo ahora leyendo, que casi empecé al revés (?) JAJAJAJA. Cuando acabe de leer TODO hasta donde quedaste, ya te comento en condiciones; igual, por ahora me recuerdan mucho a los dos antes (:
ResponderEliminarAwwwww que lindo :3 @LuciaVega14
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