Capítulo 10

Gracias por las firmas, y perdón por tardar tanto en subir de uno a otro, pero con los exámenes y demás no tuve tiempo. Ahora por suerte ya soy libre, así que subiré más seguido! Así que ha firmar a firmar, que se viene lo mejor!! Muy pronto Laliter en su máxima potencia! @Laliter_resiste para quien quiera comentar! besitoos!

Todo lo que pasaba por la cabeza de Peter se borró en el momento que vio aparecer por la puerta a aquella morocha de carita angelical. Con su típica sonrisa tímida inocente, una cola alta con un par de mechones que caían por su cara, y con aquel camisón negro, de aquella tela brillante que se ceñía a la perfección sobre su cuerpo. ¿Cómo era posible que estuviese tan hermosa incluso cuando se iba a dormir?

-¿Se puede? –preguntó Lali con timidez, cerrando la puerta tras de sí después de ver el asentimiento de la cabeza del morocho boquiabierto que tenía enfrente

-Cerrá la boca, que se te cae la baba –bromeó bajito entre risas la enana.

Fue entonces cuando Peter volvió en sí. Movió la cabeza, apartando de su cabeza todos aquellos pensamientos que se le habían venido en un instante sobre la morocha, dejando ver una de sus mejores sonrisas a la par que extendía su mano hacia esta y señalaba la cama a su lado, ofreciéndole asintiendo.

-Me peleé con Sofi, y tampoco había muchos más sitios dónde ir y…

-Podés quedarte acá –interrumpió Ceci –Digo, podés dormir acá

-No, pero yo no decía dormir

-Pero podés quedarte con Piti, yo puedo ir a dormir con la abu, ¿verdad Pit? –insistió la enana golpe a su hermano para que volviera en sí

-Eh, sí, quedate, a dormir o el tiempo que quieras

-¿Seguro? Mirá que si interrumpo me voy, si estaban hablando de algo y… -se calló dándo un respingo al sentir como caía un trueno

-¿Tenés miedo a la tormenta? –preguntó Peter

-No, no es solo que, no me gusta mucho –balbuceó intentando sonar lo más creíble posible

-A mí me dan miedo muchas cosas, no pasa nada, además mi hermano es un experto en hacer que se pasen los miedos

-¿A sí? Mirá vos –miró a Peter, sonriendo –Igual, no me da miedo, de verdad –insistió, mirando la habitación en silencio, antes de volver a mirar la imagen de los dos hermanos, uno sentado en la cama, y la otra tumbada abrazándole –¿Y de que hablaban? Espero no haber interrumpido ninguna charla de hermanos

-Hablábamos de novias y novios, ¿vos querés ser la no…

-Hablábamos... de… –interrumpió Peter a su hermana, llevando su mano a la boca de la enana imaginándose como iba a acabar esa pregunta -¿Cómo era eso de que le ibas a dar consejos a mi hermanita sobre los chicos? –preguntó divertido, alzando las cejas un par de veces

-¿Yo? –se señaló a sí misma con los deditos negando con la cabeza, antes de reír –Bué, quizás alguno chiquito, nunca viene mal saber conquistar a un chico –sonrió canchera

Entonces Ceci se soltó de su hermano y se separó de él, acercándose a Lali se tumbó sobre ella

-Me dio unos consejos re buenos –sonrió asintiendo un par de veces con la cabeza, antes de subir la vista a Lali -¿Y qué consejos tendría que seguir un chico para conquistarte a vos, Lalu? –llevó una mirada cómplice a su hermano, sonriendo de ladito, el cual alzó las cejas, y se acomodó en la cama mirando ahora a la morocha con cierto interés

-¿A mi? –alzó las cejas mirando a la enana riendo –Qué se yo, que me haga reír, y también que me saque un poco de quicio, si siempre nos llevamos bien no tendría gracia, pero que sepa como hacer que se me vaya todo, como con un beso –su mirada que estaba clavada en la nena, subió inconscientemente a Peter –Me gustan los chicos que son hombres, pero que cuando están conmigo deje ver su lado tierno –se quedó en silencio, como si pensase en aquello –Y que me sorprenda, que sea impredecible

Ambos se quedaron mirándose en silencio, hasta que Ceci volvió a interrumpir

-Nah, te describió perfecto –bromeó sacándole la lengua a su hermano, observando después como las mejillas de Lali volvían a sonrojarse –Igual, no sé como vas a llevar lo de la sorpresa, te va a costar así que sea tu novia ¿eh?

Ambos miraron a la enana con los ojos bien abiertos

-¡Cecilia! –gritó Peter, a la par que Lali comenzaba a toser

-¿Qué? Es la verdad, hablábamos de eso, mi hermano quiere que seas su novia pero es un cagón, ahora ya tiene alguna idea

-No la tomés enserio La, es muy bromista la enana, además ya tiene sueño, tiene mucho sueño ¿no Ceci? –la fulminó con la mirada, viendola ahí sobre Lali, con la otra abrazándola, sin poder evitar cierta envidia, era una sensación rara, con la que deseaba estar dónde su hermana, y que todos esos mimitos se los hiciesen a él. Negó con la cabeza para sacarse nuevo esos pensamientos

-Pero yo no…-se calló al ver la mirada de su hermano, y subió la vista a Lali –lo único que quiere es que vaya para quedarse a solas con vos –susurró bajito, escuchando las risas de Lali ante aquello -¿Sabés contar cuentos? ¿me contás uno? ¿Puede? –miró a Peter, quien ya estaba con la boca abierta dispuesto a protestar

-Ceci dejála tranquila, no creo que Lali ahora…

-Dale, uno y te dormís ¿sí? –le interrumpió, dedicándole una sonrisa a la enana –bah, si a vos no te importa –aclaró mirando a Peter, quien simplemente le contestó con una sonrisa y un asentimiento.

Tras eso Ceci se levantó, y se tumbó en la cama, Lali también se movió, y se puso en la misma posición que estaba Peter, pero al otro lado de la cama, dejando a Ceci en medio de los dos. Era una imagen entrañable. Lali comenzó su cuento, cargado de fantasía, amor, aventura… mientras le hacía rulitos en el pelo a la enana, mientras esta estaba cada vez más y más dormida. Mientras Peter, que no escuchó ni una palabra del cuento, estaba totalmente embobado con la imagen que tenía enfrente. No fue hasta que acabó el cuento, que volvió en sí. Se pasó una manita por la cabeza, levantándose para estirarse, sin prestar mucho a la conversación de las otras dos tras el cuento.

-Buenas noches, La –escuchó, girándose para ver como su hermanita abrazaba a la morocha, y besaba su mejilla –Ojala le digás que sí a mi hermano, me gustan mucho tus cuentos

Sus miradas de pronto coincidieron tras las palabras de la enana, y no fue hasta que se acercó a su hermano para abrazarle y llenarle de besos de buenas noches que se cortó aquel silencio de miradas. Después Ceci dejó el cuarto, y el silencio volvió a inundarles. Peter avanzó por el cuarto, hasta llegar de nuevo a la cama. Se sentó a su lado, y se apoyó contra la pared, algo de lado, para mirarla a ella

-¿Te vas a quedar a dormir?

-¿Querés que me quede?

Aquellos susurros ni necesitaban respuesta, Peter simplemente asintió con la cabeza

-Si me encuentran acá por la mañana te matarán, ¿lo sabés? –bromeó sonriendo con diversión

-Si es el precio que tengo que pagar –alzó las manos, tomando aire y soltándolo con dramatismo, antes de reír –No, le prestés atención a Ceci…

-Ya, ya sé, solo somos amigos –interrumpió, mirando a otro lado

-No solo somos amigos, y lo sabés –llevó una manita a su cara apartando un mechón de pelo de esta –Pero no quiero que pensés que soy un acosador ni nada así –bromeó - entre todo lo de Ceci, y lo del beso que… -hizo una muequita, bajando la mirada –perdoname por eso, La, no sabía que un beso significase tanto para vos

-Está todo bien, quizás exageré demasiado todo y…-encogió los hombros, con cierta vergüenza –perdoname vos

-¿Yo? ¿Por qué? ¿Por demostrarme una y otra vez que no sos como las otras? –Sonrió de lado –Sos distinta a todas, y te lo voy a demostrar, que esto va a ser algo distinto

-¿Esto? –Alzó las cejas, negando la cabeza antes de darle tiempo a responder -¿Y cómo lo vas a hacer? No se te va a hacer fácil que confíe en el mujeriego lanzani –bromeó sacándole la lengua, para sacarle peso al asunto

-Dejá todo en mis manos ¿no era que te gustaban las sorpresas? –Sonrió comprador, dándole con el dedo en la nariz –Ya tuvimos bastante por hoy, ¿no? Es más, para que empieces a confiar en mí, la cama entera para vos, podés dormir tranquila acá

-¿Y vos?

-Y yo…-encogió los hombros –ya veremos después. A menos, que te quieras ir ya a dormir, entonces si tendré que pensarlo ya

Lali negó con la cabeza con diversión, incorporándose al toque, de forma bastante dinámica, aunque entonces notó como otro rayo caía, y la tormenta parecía aumentar, lo que hizo que se encogiese de nuevo. Peter arrugó la frente ante la imagen que tenía enfrente. Llevó una mano sobre la suya, y deslizó sus dedos sobre esta con cuidado, acariciándola, mientras se hacía hueco con sus dedos entre los suyos para entrelazarla. Ella, encogida, que lo que esperaba era una burla por parte de él sobre su miedo, agradeció sentir el calor de su mano en la suya, se aferró a ella y subió la vista a él, dedicándole una sonrisa tímida.

-No me da miedo ¿eh?

-No, no, ya veo

-No, enserio, ¿querés que te lo demuestre?

-¿Cómo me lo querés demostrar loca? –bromeó haciendo un gestito con la mano

-Que se yo, pero no tengo miedo, incluso, incluso podría ver una película de miedo ahora mismo

-¿Querés ver una película de miedo? Mirá que después no hay marcha atrás ¿eh? –sonrió de forma provocadora

-Da…dale, no tengo miedo –repitió no tan segura, mirando de reojos la ventada.

Entonces Peter se levantó, soltando su mano, y observándola como se encogía en el medio de la cama abrazándose las piernas

-¿Segura? –Preguntó, y vio como ella asentía –No tardaré mucho, no me extrañes –sonrió saliendo por la puerta después.

Al poco tiempo volvió, ella seguía igual, y él le dedicó una sonrisa. Entonces prendió la televisión, y puso la película que había traído en el dvd y apagó la luz, dejando solo la de la mesilla. Ya solo con el comienzo y aquella musiquita hicieron que Lali se arrepintiese de su cancherismo, un temblor le recorría todo el cuerpo, y el corazón parecía que se le fuese a salir del pecho.

-¿Te dejo la cama para vos? ¿no me importa verla en la silla? –bromeó, viendo como estaba, señalando la silla del escritorio

-¡No! –exclamó en un tono alto –vení acá –ordenó seria. Si a algo se negaba eran encima verla sola

Peter se mordió el labio sonriendo, y no se pensó dos veces el sentarse a su lado en la cama. Se apoyó de espaldas en la pared, con los pies estirados en la cama, mirando tranquilamente la película. Sin embargo, Lali a su lado, apoyada en la pared de lado, y mirando la película de lado, todo su cuerpo encogido, estaba mirando de cara a él, como si a cada salto se acercase más y cada vez estuviese más cerca de echársele encima. La película empeoraba por momento, y los saltos y gritos de Lali iban a peor. Peter, igual de tranquilo casi la mirada más a ella que a la película, le había insistido un par de veces si quería que la quitase, si estaba segura, pero era demasiado orgullosa. Suspiró y descruzó sus brazos, movió su mano, y la deslizó con cuidado por su brazo, bajando en busca de su mano. Entonces por un segundo Lali se olvidó de miedo al sentir aquella caricia, bajó la vista a la mano, y la agarró sin pensárselo dos veces. Él, al sentir como agarró su mano sonrió, y tiró de ella con un gesto brusco, haciéndola caer sobre él. Su mano libre se deslizó por su espalda abrazándola, y la mano que seguía agarrada a la suya no la soltó, solo la llevó hacia sus labios, dejando un beso sobre esta antes de dejarla sobre su pecho.

-Sos una cabeza dura –susurró, mientras deslizaba su otra mano por su espalda para calmarla

Lali, que se había pasado toda la película temblando, con miedo y con el corazón que pareciese que se le iba a salir del pecho, ahora sentí que todas esas sensaciones crecían. ¿Cómo era posible que el simple roce de su mano con su espalda pudiese hacer que temblase más que la película, y que el sentir su corazón debajo de su cara que ahora estaba apoyada en su pecho, hiciese que pareciese que su corazón se le iba a salir del pecho. Sin embargo, aquellas sensaciones le gustaban, podía sentir como en miedo disminuía poco a poco. Pero cuando ya casi se le había olvidado la película, un nuevo trueno, acompañado de la última imagen horrible que se vió en la película antes de que saltase la luz, hiciese que todo volviese a ella triplicado, ahogó un grito mordiendose el labio, y saltó que pegó hizo que él mismo que estaba bajo ella saltase. Un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Quería fingir que no tenía miedo, pero no podía aquello era superior a ella.

-¿Estás bien? –susurró una voz dulce en su oido, a la que no pudo ni responder –Ei, La, calmate, solo fue un apagón y…perdoname, no sabía que tenías tanto miedo, pensé que estabas jodiendo si no, no te habría hecho ver la película-se disculpó como pudo, intentó calmarla, pero seguía agarrotada contra su pecho sin parar de temblar –Dale chiquita, no tengás miedo, no te va a pasar nada, estoy con vos- Suspiró y la abrazó con fuerza en silencio, acariciándole el pelo y la espalda con su mano, durante unos minutos.

-¿Mejor? –susurró bajando la vista hacia ella

Ella al fin se animó a abrir los ojos, después de aquel horrible momento, y asintió con la cabeza como pudo, pero un nuevo rayo cayó, y las imágenes volvían a su cabeza. Se encogió y hundió la cabeza sobre su pecho. El suspiró, volviendo a abrazarla. No supo exactamente cuentos minutos estuvo abrazándola, agarrándole la mano con fuerza, y acariciándole la espalda para que se calmase, pero si tenía que estar así toda la noche, lo estaría. Poco a poco notó como ella iba dejando de temblar, bajó la cabeza para mirarla de nuevo, y sonrió con cierta ternura, entonces dejó un beso en su frente, que hizo que esta abriese los ojos, y se relajase. No sabía como lo había hecho, pero aquel beso, de forma asombrante había hecho que sus músculos se relajasen.

-Gracias –susurró bajito, separándose un poco de él

-¿Por qué? –encogió los hombros sonriendo como si no hubiese pasado nada –dale acostate mejor

-Pero…

-No me voy a mover de tu lado –sonrió

Entonces ella se deslizó hacia abajo, tumbándose, apoyando la cabeza en la almohada, mientras él, la arropaba con las sábanas. Él inclinado sobre ella, rodeándola con un brazo, con el mismo que agarraba aun su mano con fuerza, mientras que con el otro, con el que estaba apoyado, el cual le hacia quedar un poco por encima de ella, con esa misma mano acariciaba su pelo.

-Ahora intentá dormir, yo estoy con vos, y no hay nada a lo que le tengás que tener miedo, porque mientras esté con vos no voy a permitir que te pase nada –susurraba en su oído

Pero cada vez que parecía relajarse, el sonido de la tormenta volvía a empeorarla

-Olvidate de la tormenta, no pensés en eso, pensá en, algún sitio que te guste –sonrió, mientras seguía en aquel susurro, observándola ahí con los ojitos cerrados, tan tierna, tan frágil -¿Dónde querés estar? ¿sola? ¿con alguien?

-En la playa –sonrió –con vos

-¿Conmigo? –sonrió dejando un besito en su mejilla con delicadeza

-Nos hemos escapado juntos a la playa –sonrió, hablando ya casi más dormida que despierta

-Bueno, pues los dos nos hemos escapado juntos a la playa, solo se escucha el mar, todo está tranquilo y…

-Y es de noche, se ven las estrellas

-Hay miles de estrellas –sonrió, comenzando un caminito de besos, que empezaron a subir por su mejilla, por sus ojos, por su frente. De forma lenta, con mucho cuidado, como si fuese a romperse, y tierno, muy tierno, más de lo que probablemente lo haya sido en su vida

-Y vos me das muchos besos –susurró ahora ya si que más dormida que despierta, más en aquel sueño que en la realidad

-¿Y te gusta? –sonrió rozando esta vez su nariz con la suya

-Si, me quedaría así toda la vida

-Y yo, y yo…