Capitulo 19

Peter soltó las cosas, y la abrazó por la cintura.

-La, esas chicas… -rompió con el silencio, apoyando su barbilla en su hombro –Son viejas amigas, no tenés porque enojarte porque…bué, ya sabés

Lali bajó la vista a sus ojos, y encogió los hombros, intentando mostrarse indiferente.

-Solo estabamos hablando, mirá si voy a ponerme a transarme a nadie sabiendo que estás vos acá –la miró como si fuese obvio –mirá si me voy a pasar todo este tiempo remándola para que me des bola, y ahora que parece que medio está saliendo algo iba a estropearlo. ¡Jamás se me ocurriría hacer nada que te lastimara!

Lali se mordió el labio por un ladito, llevando la vista a otro lado

-Vos no sos hombre de una sola mujer

-¿Yo qué? –preguntó con diversión, soltando una pequeña risita -¿Y de cuantas soy según vos? –la cargó, en aquel mismo tono divertido

-De todas las que se te pongan a tiro

-¡A bueno!

-¿A bueno, qué? No me jodás, Peter, no estoy de humor para aguantar ahora tus pavadas

-¿Sabés qué? Pensaba que no podía estar más loco por vos, pero me equivocaba –comentó de forma graciosa –Pero ¿sabés lo linda que estás, así, tan celosa?

-Nah, no podés ser más idiota, ¿te divierte, no?

-No, no me divierte, pero me encanta verte celosa –volvió a cargarla, sacándole la lengua –Y celosa y enojada más todavía

-¿Me estás jodiendo no? Haber, haber si entendí. Te encanta que las minas se mueran por vos, que se sientan vulnerables, con miedo a perderte, y se peleen entre ellas.

Peter sonrió de lado al escucharla, y negó con la cabeza

-No ‘las minas’, decí que eso sería demasiado. Vos. Las otras minas no me importan un carajo, Lali.

-¿La rubia no te importa? A no, cierto, te acostastes con ella y ya perdió la gracia, ¿las morochas? A no cierto, después de estar con las dos a la vez, ¿para qué seguir interesado?

-¿Mélodi te contó? –preguntó más serio, llevando la manita a su cara. Ahora podía hacerse una idea de por dónde iban los tiros de aquella pelea –Bueno sí, estuve con ellas ¿y qué? Estuve con mil minas más, La, y eso vos ya lo sabés

-¿Sabés que pasa? Que yo no sé como era tu relación con Mélodi, ni como fue con las mil chicas más, pero tampoco me importa. ¡No sabés comprometerte enserio, y estar solo con alguien! Para ser una más, prefiero ser una menos

-¿Vos te escuchás? –preguntó de nuevo con esa sonrisa en su boca, que mezclaba diversión y ternura –No vas a ser ni una más, ni una menos, vos sos LA única, y si te tengo a vos el resto del mundo no me importa nada

-Ya, claro

-¿Por qué sos tan desconfiada? ¿no era que ibas a confiar en mí?

-Eso decís ahora, si no fuera porque te lo pongo tan difícil, ya te habrías cansado, y si seguimos para adelante, te terminarás cansando. No vas a tener suficiente conmigo, y no pienso ser ningún tipo de cornuda consentida ni sin consentir, porque antes te mato –le señaló amenazante con el dedo

-No era, ¿Qué no teníamos nada? –llevó las palabras a su terreno, sin borrar la sonrisa de su boca

-Ni siquiera me estás tomando enserio –intentó levantarse

-Porque solo decís pavadas, Lali –tiró de ella, pegándola más a él –Ni me voy a cansar de vos, ni te voy a engañar con nadie, ni voy a necesitar a nadie más. ¿Qué más querés que haga para que confiés en mí?

-Que me demostrés que puedo confiar en vos, no que cuando estamos los dos me besas, me llenás de mimos, y luego andas tonteando con la primera mina que se te cruza. Porque me siento ya como una tarada, una tarada con vos y con todo el mundo que no hace más que repetirme que no me acerque a vos, que lo voy a pasar mal, y que cuando consigás acostarte conmigo me darás la patada.

-¿Quién te dice eso? ¿tus amigos? Los que se mueren de envidia, porque está muertos con vos –sonrió de ladito -¿o las chicas? Resentidas porque haya estado con ellas y nunca hubiésemos llegado a nada. ¿Mis amigos? Todos enojados porque cuando estoy con vos ni existen, o ¿Mélodi? Que no soporta vernos juntos, que lleva toda su vida conmigo, y que ha intentado por todos los medios tenerme a su lado, y hacerme sentir lo que vos me hacés sentir cuando solo me mirás –besó su mejilla, de forma tierna, haciendo que le mirase a los ojos –Antes me mato que hacerte mal a vos, para mí sos la única, la única que me importa

-Sos un idiota –suspiró, terminando por sonreír, una sonrisa de rendimiento. Se mantuvo en silencio unos segundos, y finalmente, dejó un beso en sus labios –Puede que sí, que me pusiese algo celosa

Peter arrugó la frente al escucharla en un primer momento sin entender esa contestación, pero entonces, vio aquella sonrisa, que le hipnotizaba tanto, y justo después vino el beso. Sonrió, sin poder evitarlo, sin ni siquiera abrir sus ojos.

-Yo sabía –susurró sobre sus labios, sonriendo –y me encantás

Entonces, terminó por cerrar aquella distancia que quedaba de nuevo entre ellos en un nuevo beso.

Lali sonrió y llevó las manitas por su cuello, moviéndose un poco y acomodándose mejor, sobre él. Mientras, él bajó de nuevo las manitas y las pasó por su cintura abrazándola de nuevo.

-Perdoname por ponerme así –murmuró separándose de él

-Perdoname vos, por reaccionar así, no debí burlarme de vos, pero la próxima vez confiá en mi ¿si? No podés enojarte conmigo por cada pavada que pase, soy una persona muy reclamada, yo –bromeó, robándole un beso

-¿A sí? Pues no seas tan sociable, vos –rió dándole otro beso

-Bué, pero tampoco convertirme en un antisociable así de la noche a la mañana, no puedo destrozarles el corazón ¿viste?

-Que tontito sos

-Vos sos más ton-ti-ta –a cada sílaba le robó un beso

-La tontita te va a dar una buena y la hacés sufrir ¿entendido?

-Nah, después de verte allá dentro me rindo a tus pies, tontita –sonrió dándole el último beso antes de abrazarla

Lali sonrió algo avergonzada, y se hundió entre sus brazos, abrazándole también, apoyando la cabeza en su hombro

-¿Querés sacarte toda esa bronca de encima? –preguntó Peter, separándose lo justo para mirarla –Si te animás a ratearte la clase conmigo, obvio

Lali arrugó la frente dudosa, y al final aceptó.

Dos guantes y un ring, era todo lo que necesitaban.

-¿Me estás jodiendo? ¿me querés matar del todo? –preguntó divertida, poniéndose aquellos guantecitos

-A besos te voy a matar si no te callás y confiás en mi –respondió él, robándole un beso desde arriba del ring –dale vení

Le ayudó a subir, tirando con un poco más de fuerza echándosela encima. Soltó una pequeña risita, agarrándola con fuerza.

-No da que te tumbe antes de comenzar, petiza –bromeó besándola.

Lali no pudo evitar reirse. Se separó de él, y se colocó en posición, o en la que ella creía que era, según había visto alguna vez en la tele, en aquellos combates que solía ver benicio.

-Solo voy a decirte algo –advirtió ella –No me hagás daño, pela –pidió con una vocecita que le hacía parecer una nena.

Él se mordió el labio con ternura, sin poder evitarlo, y negó.

-No me lo hagás vos ami –alzó las manos riendo un poco, antes de poner los puños mirando hacia ella –Dale, pegá, pegá lo más duro que puedas, así te sacás todo

Lali lo miró dudosa, con una sonrisa divertida en sus labios, y asintió antes de ponerse a darle puñetazos, a sus manos, los que a pesar de que para ella estaban siendo un mundo, a él no le hacían ni cosquillas, por como se reía.

-¡No te burlés de mi! Que no sé –volvió a protestar, cruzando los brazos

Peter se rió, y tiró de ella, apoyándola de espaldas a él. Empujó sus pies con los de él, poniéndolos en posición, sus manos, o más bien puños se deslizaron por su cuerpo, posicionándola correctamente. Pero para el momento en que llegó a colocarle las manos, no pudo. Se colgó a ver como ella lo miraba. Con la cabeza echada sobre su pecho, y aquella sonrisa tierna tan característica. Sonrió y dejó un beso sobre sus labios.

-Que me desconcentrés así es juego sucio, enana –bromeó, rozando su nariz con la de ella, antes de llevar sus puños a sus muñecas colocándolas en las posiciones exactas, y comenzando a moverlas hacia adelante y hacia atrás, haciéndola lanzar puñetazos al aire.

Entre risas besos y demás, el tiempo siguió corriendo, y cada vez parecía cogerle más el tranquillo a aquello. Empezaron a pelear, aunque a penas se daban, siempre acababa o ella tirándose encima de él apropósito, o él tirando de ella.

-Dale, ni una enserio, va a parecer que no sabés, pela –le cargó, justo en el momento en que él le dio, y como no estaba atenta haciéndola caer.

Abrió los ojos como platos y se echó encima de ella. Llevando un puño detrás de su cabeza, haciendo de almohada.

-¿Estás bien? Perdoname, fue sin querer, no sabía, no…y yo…

Lali, aun ida por la caída más que por el golpe, arrugó la nariz al escucharle, entre abriendo los ojos,

se mordió el labio, como si pensase esa respuesta, llevando los brazos alrededor de su cuello.

-Nah, me mataste, me vas a tener que revivir ahora –bromeó, dejando ver una sonrisa cargada de diversión

Peter se mordió el labio, dejando ver una sonrisa por el lado

-Y… si yo soy el culpable, tendré que cargar ahora con las consecuencias –dijo él, como si fuese un gran trabajo el que ahora le tocaba.

Dejó un beso en su frente, y dejó otro en la nariz, después beso cada ojo. Sus labios rozaron por su boca, pero a pesar de los morritos que ella le ponía en señal de querer un beso, él no se lo dio. Simplemente, jugó, rozando sus labios con los suyos, sonriendo al ver como ella lo hacía. Entonces prosiguió con sus besos por la cara, y entonces, dudándolo bastante, terminó por bajar a su cuello.

La sonrisa de Lali con cada beso que le dio fue disminuyendo cuando los sintió bajar. Aquella misma sensación de cuando se besaron en aquella pelea con tanta pasión volvió a ella, y el mismo hormigueo que hizo que se le erizase la piel cuando la besó antes cuando la estaba curando.

Cerró los ojos, y sentió que su corazón se aceleraba, a medida que él parecía bajar con los besos, haciendo un recorrido por su cuello. Comenzó a tensarse.

-Peter, pará –pidió abriendo los ojos

No necesitó más insistencia para dejar los besos, y subir la vista a los ojos de ella, sin necesitar hablar mucho para saber qué pasaba.

-¿No te irás a rendir al primer round no? –preguntó, dejando ver una sonrisa compradora, para sacarle peso al asunto, antes de dejar un beso tierno sobre sus labios

Ella sonrió, agradeciendo profundamente aquella salida que le había dado. Asintió, y volvió a besarle, antes de dejar que se levantase.

Peter tiró de ella hacia arriba, y volvieron con el jueguito de los puños.

-¿Viste como no era tan d…?

Se tuvo que callar cuando sintió una fuerte piña en la boca que le hizo caer redondo

-Ai no! ¡te maté! –exclamó mirándole desde arriba.

Pero no tuvo tiempo a decir nada más, cuando sintió como las manos del morocho la hacían caer encima de él. Lali cerró los ojos esperando una fuerte caída, pero él la frenó. Abrió los ojos para verlo, moviendo la mandíbula, aun con la mueca de dolor en su cara. Se sacó los guantes rápidos, y llevó las manos a su cara, acariciándosela con cuidado

-¿Estás bien? ¿te hice daño? Fue sin querer –explicó, disculpándose como podía con un tono bastante rápido y nervioso, mientras les llenaba la cara de mil besos, como si estuviese lleno de golpes por todos lados o algo por el estilo.

Peter soltó una pequeña risita, y apretó los labios para no seguir riéndose. Cerró los ojos, y con una gran sonrisa disfrutó de cada uno de los besos que le daba, mientras la rodeaba por la cintura.

-Si detrás de cada puñetazo, viene esto, merecerá la pena que me peguen palizas todos los días –comentó divertido, abriendo los ojos, y sacándose los guantes

Paró con los besos al escucharle, sonriendo con ternura, clavando su mirada en la de él. Deslizó su manita con cuidado por su cara, dejando un último beso en sus labios

-Te quiero, La, como jamás e querido a nadie –susurró sonriendo, llevando una manita hasta su cara, y besándola.