miércoles, 13 de junio de 2012

Capítulo 20


Empezar el fin de semana viendo al equipo de Rugby del colegio jugar aquella importante semifinal, como si no hubiese más cosas que hacer a las 9 de la mañana. Pues parecía que no.
En primera fila y de principio a fin, Lali, junto a las chicas estuvieron tragándose todo el partido, gritando y animando hasta el final. Un final, con una gran victoria.

Tanto jugadores como animadoras terminaron el partido con una gran efusividad, gritos, abrazos y felicidad, que prosiguió a pesar de que las gradas fueron quedándose cada vez más y más vacías.

Lali, tras su intento de acercarse un par de veces, y sin haberse animado finalmente, decidió ir a la sección de los chicos, un buen rato después ya estarían más calmados, y seguramente no eran tantos. Pero cuando fue a llamar a la puerta, no necesitó girarse para saber que al fondo del pasillo se encontraban todos los chicos, que aun seguían con aquellos gritos y aquellos cantes. Se giró apoyándose contra la puerta, mirándoles, cualquiera podría apostar que eran animales más que jugadores.
Algunos la miraron, aunque sin prestarle mucha atención por estar más metido en la celebración, otros directamente ni se molestaron en mirarla, pero hubo una mirada, unos ojos verdes que ardían en aquel momento que se clavaron en los suyos, mirándola de una forma que consiguió intimidarla, incluso hacer que se sonrojase.

-Enhorabuena,  pensé venir a felicitarte, a felicitarlos, no sabía si estarían acá, o si era un buen momento… -Habló en un balbuceo y nerviosismo, sintiéndose por momentos más y más intimidada, por la forma en la que parecía que la estaba devorando a medida que se acercaba.

Ni siquiera dejó que terminase sus palabras, cuando Peter la acorraló entre la puerta y él, y agarrándola entre sus enormes brazos, la besó. Parecía descargar en aquel beso toda aquella efusividad y emoción del momento, lo que hizo que a Lali le temblase todo, y que sumergida en aquel beso que la dejó sin aliento en un segundo, perdiese totalmente la conciencia de para qué había ido hasta allá.
Se colgó en su cuello, rodeándole con los brazos, dejándose caer sobre la puerta de detrás de ellos, haciendo él lo mismo.
Un beso con la pasión de aquel dejaría sin aliento a cualquier persona, y no tardaron mucho en encontrarse sin este. Lali sintió la necesidad de separarse, aunque solo fuesen unos milímetros para tomar aire. Pero Peter, aun en aquel alto grado, no podía contenerse, y no se deparó en seguir llenándola de besos por todos lados. Lali soltó unas risitas; cualquiera diría que estaba en público, el cual fue un hecho que no les importó para nada, hasta que la morocha escuchó unos silbidos, y entre otros sonidos y comentarios enfrente de ellos. Abrió los ojos, apoyando la barbilla en el hombro de este, mientras él, sin importarle nada seguía con sus besos.
Ahora sí pudo sentir como verdaderamente su cara podía parecer un tomate.

-Peter, pará… -murmuró llevando una manita por su propio cuello, intentando buscar con esta su boca, entre algunas risas –pará, pará –volvió a pedir entre risas, colocando su mano finalmente sobre su boca

-¿Qué pasa? –preguntó subiendo la vista hacia los ojos de ellas, en un tono de protesta bastante infantil

-Que no es el mejor sitio, hay demasiado público –comentó de forma divertida, señalando con la mirada al grupo de enfrente

Peter se giró, y empezó a reírse en complicidad con sus amigos, alzando las manos y haciendo dos gestitos con estas, mordiéndose el labio.

-¿Qué hacen?

-Dale, pollerudo, vamos a celebrar

-¿Sabés la ce cerveza que nos espera?

Empezaron los chicos a lanzarle comentarios, entre gritos y risas. ¡Ni que estuviesen tan lejos! Si solo los separaba un par de pasos.
Peter rió antes las ofertas, y negó riéndose. Acto seguido, se giró hacia Lali, y sin previo aviso, volvió a adueñarse de sus labios, mientras la alzaba en sus brazos, tras abrir la puerta tras de ella para no dejarla caer.

-Vayan ustedes a celebrar con cerveza –se giró hacia sus amigos, con una sonrisa de las suyas –yo tengo una celebración mejor –le guiñó un ojo, y cerró la puerta tras de ellos.

-¿Vos tenés qué mejor? –preguntó Lali, divertida, entre sus brazos, deslizando sus brazos por su cuello, con la mirada clavada en sus labios, bastante hinchados por aquel beso

-La mirada de Peter, estaba totalmente clavada en su boca, en sus labios carnosos, húmedos y hinchados, que parecían llamar a los suyos a gritos -A vos te tengo –susurró, mojándose los labios, antes de ir acortando la distancia entre ellos, poco a poco, hasta volver a tomar sus labios en los suyos en un nuevo beso.

Lali, sonriendo para sus adentros, no dudó un segundo en seguir aquel beso, sus labios conocían ya los suyos a la perfección, se sentía dueña de su boca, a la que parecía necesitar casi más que al aire. Cuando no estaban juntos, se sentía incompleta, pero cuando la besaba, la abrazaba y la acariciaba por todo el cuerpo, parecía como si todo lo demás del mundo sobrase. Y aunque hubiese una línea clara marcada entre ellos, hasta la que se podía llegar, esta vez se estaba permitiendo traspasarla. ¡Tanta testosterona era difícil no, imposible de resistir!

Poco a poco la dejó caer de sus brazos, hasta que sus pies se apoyaron en el suelo de nuevo, fue entonces cuando Peter rodeó de nuevo su cuerpo con sus brazos, deslizando las manos por este, siempre sabiendo hasta dónde podía y dónde no podía llegar, o al menos intentándolo, aunque cada vez se le hiciese más difícil, como ahora. En aquel momento estaba tan cegado, tan sumamente colgado en aquel beso lleno de pasión, tan llevado por aquel deseo, que era incapaz de pensar nada, todo en él era movido instintivamente.

-Pela, pará un poco –susurró en el medio de aquel beso, intentando coger algo de aire, con voz ronca y entrecortada, a causa de lo acelerada que se encontraba. Y a pesar de que su cabeza fuese la que hablaba, su boca era incapaz de dejar de besarle –Me vas a matar si seguís así –murmuró mostrando una sonrisa divertida en su boca

-A besos te voy a matar –bromeó en medio del beso, aunque con cierta parte de verdad en aquello, riendo un poco, sin dejar ni un segundo de besarla, pero si disminuyendo la intensidad poco a poco, para dejarla respirar -¿Estás bien? –preguntó el doble de acelerado de cómo estaba ella, con la respiración agitada, tanto que podrían escucharla desde la habitación de alado.

Lali asintió, abriendo los ojos para mirarle, ni siquiera era capaz de articular palabra, ¿qué diablos había sido aquello? Se avergonzaba a sí misma por todo lo que se había despertado en ella en aquel beso.
Peter sonrió con cierto tono de satisfacción por la reacción de la morocha. Dejó un beso tierno sobre sus labios, y seguido otro, y otro más, dejándola de nuevo totalmente colgada y bajó después a su cuello.

-Peter, ¡Pará! –exclamó, riendo un poco -¡Ni un minuto me diste!

-Porque no puedo estar ni un minuto sin vos –alzó el rostro, mostrando su mejor sonrisa compradora, agarrando su cara entre sus manos, dejando un beso en sus labios, sabiendo a la perfección que no era justamente por el ‘no-respirar’

-Chamuchero –murmuró sacándole la lengua –además, mirá como me estás poniendo, estás todo sudado y… -protesto, saliendo con la primera excusa que se le vino a la mente para cortar un poco con aquello.

Peter alzó las cejas, mirándose y sonriendo divertido, sin pensarse un segundo el sacarse la remera toda sudada y tirándola por ahí, antes de volver a fijar la mirada en su boca, acercándose poco a poco a esta.
La boca de Lali se abrió de forma inconsciente cuando se sacó la remera, y cerró los ojos apretándolos casi de forma automática.
El morocho, no tuvo otro remedio que reír a carcajadas al ver la reacción.

-Nah, no podés ser más linda

Lali entre abrió los ojos para mirarle, si le costaba mantener la vista en sus ojos porque se le iban a su boca, ahora iba a ser imposible no mirar aquello. Una cosa era fijarse con las remeras, o imaginarlo, pero así, sin aviso, sin anestesia.
Peter sonrió, al ver como le miraba, y nuevamente la besó sin previo aviso, hecho que Lali esta vez agradeció, prefería estar pendiente de eso, perdida en su boca, y no hipnotizada con su cuerpo perfecto.
La besó de forma más lenta que la anterior, pero Lali seguía algo rígida, como con miedo a moverse y tocar dónde no debía. Peter comenzó a bajar las manos, de su cara, las deslizó por su cuello y por sus hombros, después por sus brazos hasta llegar a sus manos. Las agarró y acarició, después las movimió junto a las suyas, apoyándolas en su abdomen, y deslizándola por su torso desnudo. Lali se estremeció. Después de un pequeño recorrido, soltó sus manos, dejándolas quietas sobre su pecho, y llevó las suyas a su cintura pegándola a él. Entonces Lali, armándose de valor, se dejó llevar, comenzando a mover sus manitas sobre este, notando que a medida de por dónde pasaban sus manos, la piel de Peter se iba erizando. Al fin conseguía dejarse llevar, y disfrutar, pero unos minutos después, un mal recuerdo hizo que se separase. Peter la miró, sin entender nada.

-A la ducha –ordenó Lali, sonriendo después

Peter sonrió, sabiendo que la cosa no se quedaba solo en un poco de sudor, pero tampoco había que forzar la situación.

-Si venís conmigo –la cargó, y besó sus labios al ver la cara de la morocha, para demostrar que solo era una joda –No me extrañés –le guió un ojo antes de desaparecer tras la puerta del baño.

Lali suspiró dejándose caer sobre la puerta hasta sentarse apoyada en esta, echando la cabeza hacia atrás. Intentando recuperar la respiración habitual, la compostura y recordando todo lo que había pasado en apenas unos minutos, sin entender aun qué le ocurrió.
Unos minutos después abrió los ojos, y echó un vistazo por la habitación, fijándose en cada detalle, hasta que hubo algo en el escritorio que le llamó la atención. Se levantó y se acercó, agarrando entre sus manos el marquito que había en este.
Ni siquiera escuchó que la ducha había parado, ni que la puerta del baño se había abierto, mucho menos que tenía al morocho tras ella, empapado, solo con una toalla en la cintura. No, hasta que sintió como la rodeaba por la cintura y comenzaba a atacar su cuello de nuevo.

-Estamos a full hoy, ¿no? –comentó divertida, estirando el cuello, oliendo su piel, y dejando un par de besos sobre su mejilla, antes de volver a mirar hacia el marquito -¿Es tu mamá?

Él sonrió asintiendo con la cabeza, pero parando con los besos y borrando la sonrisa cuando la escuchó. Apoyó la barbilla en su hombro, abrazándola, mirando la foto y asintiendo, sin decir más.

-Era muy linda, se parecía a vos, pero tu hermana sí que es igual, igual.

-Si, Ceci se parece mucho –comentó sin mucho ánimo –Estaba igual de loca

-Nah, habló el cuerdo –bromeó, echando la cabeza hacia atrás – ¿la extrañás mucho?

-Sonrió algo forzado, y después asintió con la cabeza, apoyándose sobre el escritorio, y tirando de la morocha con él –A veces más, a veces menos. Es muy difícil sobre todo con Ceci, la abu y yo intentamos hacerlo lo mejor posible, pero no es lo mismo que tener una mamá y un papá. Que se yo, me acuerdo cuando yo era un nene, y pienso en todas las cosas que viví con los dos juntos, y cada vez que tenía un problema, o me pasaba algo, cualquier pelea, o bardo en el que me metía, o cuando me daba miedo algo. Ceci, no tiene a nadie.

-Te tiene a vos, que sos lo mejor que le pudo pasar –murmuró, dejando un beso en su cuello, sonriendo

-Lo intento –sonrió –pero sé que no es lo mismo. Puedo defenderme en algunas cosas, pero ¿y cuando crezca más? No es lo mismo hablar ciertas cosas con una mamá, a hablarlas conmigo –hizo una mueca, imaginándose ya algo –Yo tuve que pasar mucho, cuando se fueron los dos tuve que crecer de golpe, y no es fácil crecer sabiendo que no tenés a nadie que te respalde, que vaya a estar ahí cuando te equivoques y te caigas. No sabés que vacío se siente, cuando sos chico y todos hablan de su papá y su mamá, y vos no tenés a nadie de quien hablarles, cuando llega el fin de semana y todos tienen planes con la familia, y vos te vas a quedar en el colegio, cuando llegan a por ellos y pueden tirarse en los brazos del alguien y decirle “mamá, mamá”, contarle con emoción todo lo que has hecho en la semana y…-se calló, tomando aire, y llevándose una mano a los ojos, fingiendo que le picaban, para secar las lágrimas que los habían inundado

Lali se levantó, y se giró quedando enfrente a él. Se mordió el labio llevando las manitas a su cara, y dejó un beso sobre sus labios. Antes de abrazarlo. Él la abrazó, y guardó silencio por unos segundos, intentando calmar toda la bomba que se le había desatado dentro

 –Igual, ya fue, mi mamá se murió, mi viejo vive lejos con su nueva familia, y hay que seguir, cuando salga de acá, conseguiré guita, y me iré a vivir a una playa –sonrió separándose un poco de ella, para sacarle peso al asunto –Y vos, si querés te venís con nosotros

-¿Yo puedo? –Alzó las cejas, sonriendo sin poder evitarlo –Y… ¿podremos tener animales? Siempre quise un perro, nah y caballos –sonrió, deslizando las manitas por su cuello, ya que estaban por soñar, ¿para qué quedarse corta pidiendo?

-Todos los que quieras –sonrió de lado, separándose del escritorio, y rodeando su cintura con sus brazos –Entonces, ¿te venís?

-Si no me fuera sería una idiota, además seguro no me dejarías y me secuestrarías –bromeó, siendo ella estaba vez la que no le dio tiempo a rechistar cuando ya lo estaba besando.

Peter alzó las cejas, por la forma en la que esta vez tomó la iniciativa, sonriendo sin poder evitarlo, y dejándose llevar nuevamente por el beso. El nudo que llevaba en el pecho por toda aquella historia se acompañaba de un gran vacío de alivio, de haber podido soltar todo aquello con alguien, y no podía haber sido con alguien mejor que ella.
Esta vez no necesitó nadie ni nada que las guiasen. Mientras una mano jugaba enredada en su cabellera, la otra acarició su pecho, sintiendo su corazón acelerado. El contacto de su mano sobre su piel desnuda, hizo que se estremeciese, y sonriese a la vez. Sus manos se deslizaban por su espalda, estorbadas por la remera, y sus pies comenzaron a moverse de forma instintiva, en dirección a la cama.
Estaban tan metidos de nuevo en el beso, tan sumergidos y llevados por la pasión, que no fue hasta que cayeron en la cama que se dieron cuenta de que estaban ahí. Lali rió, a pesar de que Peter quiso seguir como si nada, pero se terminó contagiando de su risa, en medio de aquel reguero de besos.

-¿Sabés? Jamás pensé que fuese tan duro…ya sabés –murmuró Lali, mirándole –Y, aunque no sea la gran cosa, no estás solo en esta, estoy con vos –sonrió flojito, acariciando su cara con su mano.

¿Cómo se respondía a algo así? No podía ser tan linda, tan tierna, y volverle tan loco en todos los sentidos de la expresión. No existían palabras en el mundo para expresar como se sentía, era algo tan fuerte que le daba miedo tan solo con pensarlo, y que prefería ni pensarlo, no quería saber lo que sentía, por miedo a descubrir que fuese algo más fuerte a lo que él mismo podía dominar.

Ambos fundidos en un nuevo beso, ahora sin sudores, gente, ni historias que les interrumpiesen, solo el uno y el otro, y aquella cantidad de sentimientos que los envolvía, y que hacían que cada vez que se besasen fuese como si un volcán explotase.


9 comentarios:

  1. Que tiernos *__*
    me encantaaaaaaaaaaaaaaaa quiero mas mas mas mas mas mas mas :D
    Besos @Teen_Angels94

    ResponderEliminar
  2. TIERNOSSSSSS! jaajjaa estan a full con los besos ehh :) ME ENCANTAAA!

    ResponderEliminar
  3. Meee encantoooo!!!!!! :D Muy enamorados mas tiernos!!! :D Frilaliter

    ResponderEliminar
  4. Mas tiernos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Me encanta la nove es re linda

    Besoss
    leti2311

    ResponderEliminar
  5. ayyyyyyyyy subi mas , mas tiernos

    ResponderEliminar
  6. Hola Amiga , He Pasado Por Tu Blog, Me Encanta Esta Novela Un Beso Sube Mas

    ResponderEliminar
  7. es la mejor novela que he leido

    ResponderEliminar
  8. Muuuuy bueno me encantan son increibleeeees!!! SUBí MAAAAAAAAAAS

    ResponderEliminar