-¿Puedo?
Lali, sentada en el tercer
escalón de la escalera, aquella que estaba frente a la puerta principal del
colegio, se giró. No había necesitado hacerlo para reconocer la voz de Simón,
pero aun así lo hizo.
A penas llevaba unos días
ahí, y desde las primeras palabras que cruzaron cuando llegó, lo máximo que
había escuchado salir de su boca era su nombre al pasar lista en clase.
-No –murmuró volviendo la
vista a la puerta
-No, ¿por que no quieres?
–preguntó sentándose igualmente a su lado, mirándola –¿o no, por que tu novio
no te deja?
Lali volvió la vista a él
arrugando la frente. Negó con la cabeza, y con un bufido saliendo de su boca se
levantó. Pero este la agarró de la muñeca haciendo que se sentase de nuevo.
-Solo quiero que hablemos –se
mordió el labio, guardando un pequeño silencio –bien
-No tengo nada que hablar con
vos –dijo ella, echando un vistazo alrededor
-Pero yo sí, así que
escucharme –le agarró la cara, con delicadeza, para hacer que le mirase –Perdoname,
no debí tratarte así cuando llegué. Vos me conocés, y sabés que si dije todo
aquello fue porque iba como iba, si no nunca te habría tratado así
Lali apartó la cara, y por
unos instantes se mantuvo en silencio. Le miró a penas unos segundos, y después
volvió a mirar hacia arriba de las escaleras
-Listo, ya fue, ahora andate
-¿Qué te pasa? ¿por qué me
tratás así? –alzó las manos, al igual que un poco el tono –Me recorrí medio
país para buscarte, a vos, justo a vos
-¿Justo a mi? ¿qué tengo que estarte
agradecida que volvás? ¿Qué querás arruinarme la vida de nuevo? ¿Qué me alegre
de verte?
-Si, deberías –asintió como
si fuese lo más obvio del mundo –o al menos esa era la idea –encogió los
hombros
-Pues te equivocaste, y bien,
se ve que no me conocés tanto como pensás
-Nah, ahí sí te equivocás. Te
conozco, mejor que nadie en el mundo, y eso lo sabés muy bien
-A la de antes
-La de antes sigue ahí, solo
que te empeñás en esconderla detrás de la careta que llevás
-¿Qué decís nene? ¿qué
careta?
-La que llevás delante de tu
noviecito y de tus nuevos amigos; pero vos sabés que no sos esa, que sos como
yo. No es tan fácil como decir hoy estoy mañana no estoy.
-Yo no quiero estar más, ni
en eso ni en nada que tenga que ver con vos
Lali cruzó los brazos, y
volvió a echar un vistazo alrededor. Simón se quedó mirándola, sin mover ni un
músculo; pensativo.
-Listo
Lali se giró para mirarle,
sin entender a qué venía ahora aquello
-¿No querés saber más nada de
eso? Buenísimo, yo tampoco
-¿Qué decís?
-Lo que escuchaste –insitió,
girándose en el escalón para quedar frente a ella –Se acabó eso, pero ¿y
nosotros? –preguntó -vine hasta acá por vos, porque me importás, como siempre
fui detrás de ti a un sitio y al otro
-Buenísima tu forma de
‘importar’ de la gente ¿eh? –ironizó –cuando mejor lo demostraste fue cuando
llegaste, sí, buenísima
Simón resopló, mordiéndose la
lengua para no saltar con las primeras pavadas que se le viniesen a la mente.
-¿Cómo querés que reaccione?
Vengo hasta acá, por vos, para darte una sorpresa y me encuentro con que estás
con otro, ¡Ni una carta me mandaste! Me quedé como un idiota esperándote en la
estación, llamándote una y otra vez, preocupado por vos. No entendía que había
podido pasar, de la noche a la mañana, para que la vida que íbamos a empezar
juntos se fuese a la mierda de aquella forma
Lali apartó la mirada. Podía
recordar a la perfección como fue todo, lo convencida que estaba cuando se
escapó del centro, cuando le robó a su vieja, cuando se escapó de la casa de su
padre, del camino a la estación, y de la fuente. No había cambiado nada de la
noche a la mañana, había cambiado todo en una milésima de segundo, todo. Cuando
lo conoció a Peter encontró otra salida, otro camino, había encontrado su
lugar. Y como por arte de magia, había borrado todo lo que había dejado atrás.
-Fue por él, ¿todo por él?
La morocha salió de sus
pensamientos al escucharle, pero no respondió, lo que él se tomó como un sí.
-Vamos Lali, no me podés
decir que olvidaste todo lo que pasamos juntos, todo lo que vivimos por un pibe
como él, ¿vos lo viste? ¿qué te va a dar él? Sabés que con migo lo íbamos a
tener todo, ese no creo que pueda darte más que un bocadillo de mortadela
-Cerrá la boca, Simón
–amenazó con seriedad
-A mirá como sacamos las
garras, a mi nunca me defendiste así, sabelo, ¿tan fuerte te pegó el pendejo?
-Le amo
-¿Le amás? –preguntó de forma
burlona, soltando una carcajada
Lali apretó los dientes, y
volvió a hacer el intento de levantarse, pero una vez más la frenó
-Perdón, ¿tampoco se puede
hablar del pendejo? Está todo bien, ¿algún otro tema que no se le pueda tocar a
la nenita?
-¿Qué querés?
-A vos
Entonces fue ella la que
soltó una carcajada, aunque irónica, pero carcajada al fin.
-¿Por qué me tratás así?
-¿Cómo así?
-Cómo en su día te trataron a
vos todos cuando te dieron la espalda
Lali sintió un pequeño nudo
en el estómago
-Ah, mirá vos, de eso si nos
acordamos ¿no? Cuando estabas sola, ni un amigo, ni tu familia, yo siempre
estuve ahí, con vos; no me podés dar, justo vos, la espalda a mi ahora –bajó un
poco el tono, notando como esta agachaba la mirada, pensativa. Entonces el
morocho llevó su mano hasta su cara para que le mirase de nuevo –Dame una
oportunidad, ¿no querés saber nada de eso? Buenísimo, ayudame a salir; ¿querés
andar con el tipo ese? Buenísimo, pero no me saqués de tu lado
-No es buena idea, Simón
–suspiró, aflojando al fin
-¿Por qué no? Siempre la
pasamos bien juntos, dejame que te recuerde lo que al parece acá te borraron
Lali clavó su mirada en la
suya, y durante unos segundos, que más bien parecieron minutos, estuvo dudando,
en silencio. Suspiró y terminó por asentir con la cabeza, pero justo en el
instante que iba a abrir la boca escuchó un carraspeo, que provenía de la parte
de arriba de la escalera.
La morocha subió la vista,
algo sobresaltada, y se levantó casi de golpe al ver a Peter allá arriba,
bajando los escalones hasta quedar alado de su novia, rodeándola con sus
brazos, dejando un beso en su cuello.
-¿Interrumpo algo? –preguntó
con seriedad, mirando a su novia
Lali intercaló la mirada
entre uno y el otro, y después negó con la cabeza al mirar a Peter
-Nada, Simón ya se iba ¿no?
–le miró, insistiendo con la mirada
Simón suspiró y asintió,
levantándose. Lali bajó los escalones que quedaban, mirando todo desde abajo.
-¿Vamos? –insistió ella a
Peter, que seguía arriba, con la mirada clavada en el otro
-Preparate, esto no acaba más
que empezar –murmuró Simón al pasar por alado de Peter, antes de subir las
escaleras
Peter subió la vista a este,
arrugando la frente sin entender nada. Después miró hacia abajo. Lali lo
esperaba con los brazos extendidos. Bajó, y esta rodeó su cuello con sus
brazos.
-¿Pasó algo que tenga que
saber? –preguntó Peter llevando sus manos a la cintura de la morocha,
apretándola un poco contra él, haciendo así que esta tuviese que ponerse de
puntillas
-Nada importante –se estiró
un poco más para dejar un beso sobre sus labios
Lo odio a Simón...es un puto :@
ResponderEliminar@gaslitervetrac
Todo bien, pero no me gustó Lalu en éste, ¡eh! Ya la estaba viendo que todavía se lo chapaba a Simón (?) Igual, si Amadeo era imbancable, ¡Simón es peor! No me las veo venir bien para Peter yo...
ResponderEliminarQue buena novela! me encanta ! ojala hoy subas dos capitulos si tenes ganas
ResponderEliminarQuiero maaaaaaaaaaas
ResponderEliminarque buen capitulo
ResponderEliminarmmmmmmmmmmmmmm........ dios odio lo que hizo lali
ResponderEliminarEspero que lali no caiga devuelta en las drogas :(
ResponderEliminarsi peter se pelea con ella por culpa de simon , ella va a terminar estando con simon y el la va a llevar hacer cosas malas D:
ResponderEliminarsubi mas porfavor
ResponderEliminarSUBI MAS PORFA
ResponderEliminarES LA MEJOR NOVELA QUE LEI EN TODA MI VIDA ESO QUE LEI MUUUUUUUUUUUUUUUUUUCHAS
ResponderEliminarTendrias que tener 100000000000000000000000000000 de firmas
ResponderEliminarSubi mas D:
ResponderEliminar¡Vaaamos, vamos, vamos, vamos! <3
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