jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo 35






-¿Puedo?

Lali, sentada en el tercer escalón de la escalera, aquella que estaba frente a la puerta principal del colegio, se giró. No había necesitado hacerlo para reconocer la voz de Simón, pero aun así lo hizo.
A penas llevaba unos días ahí, y desde las primeras palabras que cruzaron cuando llegó, lo máximo que había escuchado salir de su boca era su nombre al pasar lista en clase.

-No –murmuró volviendo la vista a la puerta

-No, ¿por que no quieres? –preguntó sentándose igualmente a su lado, mirándola –¿o no, por que tu novio no te deja?

Lali volvió la vista a él arrugando la frente. Negó con la cabeza, y con un bufido saliendo de su boca se levantó. Pero este la agarró de la muñeca haciendo que se sentase de nuevo.

-Solo quiero que hablemos –se mordió el labio, guardando un pequeño silencio –bien

-No tengo nada que hablar con vos –dijo ella, echando un vistazo alrededor

-Pero yo sí, así que escucharme –le agarró la cara, con delicadeza, para hacer que le mirase –Perdoname, no debí tratarte así cuando llegué. Vos me conocés, y sabés que si dije todo aquello fue porque iba como iba, si no nunca te habría tratado así

Lali apartó la cara, y por unos instantes se mantuvo en silencio. Le miró a penas unos segundos, y después volvió a mirar hacia arriba de las escaleras

-Listo, ya fue, ahora andate

-¿Qué te pasa? ¿por qué me tratás así? –alzó las manos, al igual que un poco el tono –Me recorrí medio país para buscarte, a vos, justo a vos

-¿Justo a mi? ¿qué tengo que estarte agradecida que volvás? ¿Qué querás arruinarme la vida de nuevo? ¿Qué me alegre de verte?

-Si, deberías –asintió como si fuese lo más obvio del mundo –o al menos esa era la idea –encogió los hombros

-Pues te equivocaste, y bien, se ve que no me conocés tanto como pensás

-Nah, ahí sí te equivocás. Te conozco, mejor que nadie en el mundo, y eso lo sabés muy bien

-A la de antes

-La de antes sigue ahí, solo que te empeñás en esconderla detrás de la careta que llevás

-¿Qué decís nene? ¿qué careta?

-La que llevás delante de tu noviecito y de tus nuevos amigos; pero vos sabés que no sos esa, que sos como yo. No es tan fácil como decir hoy estoy mañana no estoy.

-Yo no quiero estar más, ni en eso ni en nada que tenga que ver con vos

Lali cruzó los brazos, y volvió a echar un vistazo alrededor. Simón se quedó mirándola, sin mover ni un músculo; pensativo.

-Listo

Lali se giró para mirarle, sin entender a qué venía ahora aquello

-¿No querés saber más nada de eso? Buenísimo, yo tampoco

-¿Qué decís?

-Lo que escuchaste –insitió, girándose en el escalón para quedar frente a ella –Se acabó eso, pero ¿y nosotros? –preguntó -vine hasta acá por vos, porque me importás, como siempre fui detrás de ti a un sitio y al otro

-Buenísima tu forma de ‘importar’ de la gente ¿eh? –ironizó –cuando mejor lo demostraste fue cuando llegaste, sí, buenísima

Simón resopló, mordiéndose la lengua para no saltar con las primeras pavadas que se le viniesen a la mente.

-¿Cómo querés que reaccione? Vengo hasta acá, por vos, para darte una sorpresa y me encuentro con que estás con otro, ¡Ni una carta me mandaste! Me quedé como un idiota esperándote en la estación, llamándote una y otra vez, preocupado por vos. No entendía que había podido pasar, de la noche a la mañana, para que la vida que íbamos a empezar juntos se fuese a la mierda de aquella forma

Lali apartó la mirada. Podía recordar a la perfección como fue todo, lo convencida que estaba cuando se escapó del centro, cuando le robó a su vieja, cuando se escapó de la casa de su padre, del camino a la estación, y de la fuente. No había cambiado nada de la noche a la mañana, había cambiado todo en una milésima de segundo, todo. Cuando lo conoció a Peter encontró otra salida, otro camino, había encontrado su lugar. Y como por arte de magia, había borrado todo lo que había dejado atrás.

-Fue por él, ¿todo por él?

La morocha salió de sus pensamientos al escucharle, pero no respondió, lo que él se tomó como un sí.

-Vamos Lali, no me podés decir que olvidaste todo lo que pasamos juntos, todo lo que vivimos por un pibe como él, ¿vos lo viste? ¿qué te va a dar él? Sabés que con migo lo íbamos a tener todo, ese no creo que pueda darte más que un bocadillo de mortadela

-Cerrá la boca, Simón –amenazó con seriedad

-A mirá como sacamos las garras, a mi nunca me defendiste así, sabelo, ¿tan fuerte te pegó el pendejo?

-Le amo

-¿Le amás? –preguntó de forma burlona, soltando una carcajada

Lali apretó los dientes, y volvió a hacer el intento de levantarse, pero una vez más la frenó

-Perdón, ¿tampoco se puede hablar del pendejo? Está todo bien, ¿algún otro tema que no se le pueda tocar a la nenita?

-¿Qué querés?

-A vos

Entonces fue ella la que soltó una carcajada, aunque irónica, pero carcajada al fin.

-¿Por qué me tratás así?

-¿Cómo así?

-Cómo en su día te trataron a vos todos cuando te dieron la espalda

Lali sintió un pequeño nudo en el estómago

-Ah, mirá vos, de eso si nos acordamos ¿no? Cuando estabas sola, ni un amigo, ni tu familia, yo siempre estuve ahí, con vos; no me podés dar, justo vos, la espalda a mi ahora –bajó un poco el tono, notando como esta agachaba la mirada, pensativa. Entonces el morocho llevó su mano hasta su cara para que le mirase de nuevo –Dame una oportunidad, ¿no querés saber nada de eso? Buenísimo, ayudame a salir; ¿querés andar con el tipo ese? Buenísimo, pero no me saqués de tu lado

-No es buena idea, Simón –suspiró, aflojando al fin

-¿Por qué no? Siempre la pasamos bien juntos, dejame que te recuerde lo que al parece acá te borraron

Lali clavó su mirada en la suya, y durante unos segundos, que más bien parecieron minutos, estuvo dudando, en silencio. Suspiró y terminó por asentir con la cabeza, pero justo en el instante que iba a abrir la boca escuchó un carraspeo, que provenía de la parte de arriba de la escalera.
La morocha subió la vista, algo sobresaltada, y se levantó casi de golpe al ver a Peter allá arriba, bajando los escalones hasta quedar alado de su novia, rodeándola con sus brazos, dejando un beso en su cuello.

-¿Interrumpo algo? –preguntó con seriedad, mirando a su novia

Lali intercaló la mirada entre uno y el otro, y después negó con la cabeza al mirar a Peter

-Nada, Simón ya se iba ¿no? –le miró, insistiendo con la mirada

Simón suspiró y asintió, levantándose. Lali bajó los escalones que quedaban, mirando todo desde abajo.

-¿Vamos? –insistió ella a Peter, que seguía arriba, con la mirada clavada en el otro

-Preparate, esto no acaba más que empezar –murmuró Simón al pasar por alado de Peter, antes de subir las escaleras

Peter subió la vista a este, arrugando la frente sin entender nada. Después miró hacia abajo. Lali lo esperaba con los brazos extendidos. Bajó, y esta rodeó su cuello con sus brazos.

-¿Pasó algo que tenga que saber? –preguntó Peter llevando sus manos a la cintura de la morocha, apretándola un poco contra él, haciendo así que esta tuviese que ponerse de puntillas

-Nada importante –se estiró un poco más para dejar un beso sobre sus labios

14 comentarios:

  1. Lo odio a Simón...es un puto :@
    @gaslitervetrac

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  2. Todo bien, pero no me gustó Lalu en éste, ¡eh! Ya la estaba viendo que todavía se lo chapaba a Simón (?) Igual, si Amadeo era imbancable, ¡Simón es peor! No me las veo venir bien para Peter yo...

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  3. Que buena novela! me encanta ! ojala hoy subas dos capitulos si tenes ganas

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  4. mmmmmmmmmmmmmm........ dios odio lo que hizo lali

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  5. Espero que lali no caiga devuelta en las drogas :(

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  6. si peter se pelea con ella por culpa de simon , ella va a terminar estando con simon y el la va a llevar hacer cosas malas D:

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  7. ES LA MEJOR NOVELA QUE LEI EN TODA MI VIDA ESO QUE LEI MUUUUUUUUUUUUUUUUUUCHAS

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  8. Tendrias que tener 100000000000000000000000000000 de firmas

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  9. ¡Vaaamos, vamos, vamos, vamos! <3

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